El paciente descubrió que su cirujano había estampado la firma en su hígado con un láser de gas coagulador (que se utiliza para evitar hemorragias) cuando tuvo que volver a intervenirse quirúrgicamente. Fue el segundo médico que le atendió el que descubrió las iniciales S. B. La Fiscalía denuncia que este hecho, aunque no pusiera en riesgo la vida del paciente, fue "un ataque desde el punto de vista ético y penal". Lo acusa de un "abuso de la confianza" de los pacientes.
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