En el informe se sostuvo que los acontecimientos en la región pueden suponer un crimen de lesa humanidad, hasta ser incluso descrito como un genocidio.
Se critica en el informe la postura indecisa e indefinida del gobierno británico y que recalca que el Ministerio de Asuntos Exteriores quedó insuficiente en recolectar indicios sobre el tema y que no utilizó eficientemente sus recursos.
El jefe del Estado Mayor de Myanmar (Birmania), Ming Aung Hlaing, se muestra como el principal responsable de la masacre y se expresa que el ministro de Asuntos Exteriores y el ministro responsable de la Presidencia, Aung San Su Chi, no pudo demostrar el liderazgo que espera el mundo de él.
Además se critica en el informe el hecho de que el gobierno británico continúe apoyando la administración de Suu Chi.
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