En la investigación realizada, los adictos a las nuevas tecnologías mostraron patrones superiores de ansiedad, depresión e insomnio que las personas que utilizan estos mismos recursos de manera moderada, reveló el comunicado de la RNSA, durante su presentación en la ciudad de Chicago, en EE.UU.
El estudio involucró a 19 jóvenes, a quienes se diagnosticó adicción a Internet o teléfonos inteligentes. De ellos, 12 recibieron "durante nueve semanas terapias cognitivas conductuales, para medir la dependencia en diferentes contextos, tales como rutinas diarias, vida social, productividad y patrones de sueño", aseguró el desplegado.
Hyung Suk Seo, profesor de Neurorradiología en la Universidad de Corea del Sur, recurrió a imágenes de espectroscopia de resonancia magnética (MRS) para obtener una visión detallada de los cerebros de los adolescentes adictos a teléfonos inteligentes e Internet. Gracias a esto, descubrió que "cuanto más alto es el puntaje, más severa es la adicción".
Los investigadores de la institución académica también sometieron a los jóvenes a una prueba para medir los niveles de ácido gamma-aminobutírico (GABA), un neurotransmisor del cerebro que inhibe las señales cerebrales. Gracias a este estudio, el profesor Suk Seo descubrió que las proporciones de GABA se correlacionan altamente con las adicciones a dispositivos móviles, la depresión y la ansiedad.
La investigación coreana adquiere particular relevancia ante conclusiones como la de un reciente estudio del Pew Research Center, citado por la RSNA, que aseguró que "el 46% de los estadounidenses declararon que no podrían vivir sin sus teléfonos inteligentes". Sobre esas bases, la RSNA afirmó que las personas dependen cada vez más de esos y otros dispositivos electrónicos portátiles "para obtener noticias, información, juegos e, incluso, llamadas ocasionales".
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