"Al parecer, la hormona oxitocina influye en lo que un perro ve y cómo interpreta lo que ve", afirmó Sanni Somppi, una de las autoras del estudio.
La investigación, llevada a cabo con 43 canes, analizó las reacciones de los animales al ver fotos de rostros sonrientes y enfurecidos. Las emociones de los perros, reflejadas en su mirada y el tamaño de sus pupilas, fueron "medidas" utilizando un sistema infrarrojo de seguimiento ocular sin contacto.
Los resultados del experimento revelaron que los perros bajo la influencia de la oxitocina se interesaban más por las caras sonrientes que por las enojadas. Esto contradice el patrón típico de esos animales de enfocarse en los estímulos amenazantes para interpretarlos rápidamente y poder defenderse, si fuera necesario.
Sin la oxitocina, las pupilas de los perros se mostraron más grandes cuando miraban los rostros enojados, lo que indica que esas expresiones causaron una reacción emocional más fuerte en los perros.
Según los investigadores, esto significa que la oxitocina probablemente hace que las caras enojadas parezcan menos amenazantes y las caras sonrientes más atractivas.
"Ambos efectos promueven la comunicación entre perros y humanos y el desarrollo de las relaciones afectivas", explicó Outi Vainio, uno de los autores del estudio.
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