El orden de los hechos presuntamente no está muy claro. Pero ocurrió que tras una andanada de artículos publicados por el diario El País sobre la supuesta injerencia rusa en Cataluña, con fundamentos sin sustento, y cuando el terreno ya estaba abonado entre el auditorio, el Gobierno de ese país salió campo afuera a recoger la siembra.

Uno de los principales sembradores, — de bots, tuits, y demás protagonistas de la red de redes —, fue el director adjunto del diario El País, David Alandete. Los primeros en adentrarse en la zafra: el ministro de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de España, Íñigo Méndez de Vigo, y la ministra de defensa, María Dolores de Cospedal.

Vestidos con ropajes de demócratas de democracia democrática, y tras la reunión del Consejo de Ministros, de Vigo soltó en su primer asalto: "Este es un tema grave, donde la democracia tiene que hacer frente a los retos de las nuevas tecnologías. (…) No es posible que fuerzas extrañas, ajenas, que no sabemos quiénes son, quieran alterar ese orden constitucional".
Que no sabemos quiénes son, dijo, pero para que quedara claro, la ministra le hizo la segunda voz y puso las coordenadas al asunto de la presunta injerencia rusa.

"Lo que tiene contrastado el Gobierno es que muchos mensajes e intervenciones que se han producido a través de las redes sociales vienen del territorio ruso".

Lo dejaron caer con una presunta cautela. No estamos acusando al Gobierno ruso, dijeron, pero declarándose expertos en temas informáticos, afirmaron que todo el mal llega envasado en un 55% desde territorio ruso, y en un 30% desde territorio venezolano. Y todo a pesar de que de Vigo dijo, casi cayendo en una contradicción, que "la tecnología no tiene fronteras". Ni la tecnología, ni los hackers, ni las huellas de las que hablan, que bien pueden provenir de lo que los hackers denominan "ordenadores-esclavo".

Cuando al fiesta ya estaba animada, entonces entró el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy: discurso parecido: afirmó que no le constaba que el Gobierno ruso estuviera detrás de los presuntos hackeos, pero dejó flotando la idea de manos negras que influyen desde territorio ruso.
Y lo hizo cuando su ministro español de Exteriores y Cooperación, Alfonso Dastis, ya se había presentado ante sus homólogos de la Unión Europea (UE) para dejar constancia sobre los casos de "desinformación" y "manipulación" desde Rusia a través de internet para tratar de influir en la crisis catalana.

El jurista y analista internacional David Romero Díaz, afirma que en primer lugar "los mayores emisores de tuits y de informaciones a favor del separatismo salen de la propia España, y no de otros territorios. En segundo lugar, en cuanto a medios de comunicación, el mayor difusor de ideas separatistas de España y del mundo, no es ni Sptunik, ni RT, ni ningún medio de comunicación extranjero. Es TV 3 y Catalunya información (los medios públicos catalanes)", sostiene el experto.

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