“Se recibieron unas 60 llamadas en las que se informaba de 50 bombas presuntamente colocadas en la ruta del convoy de seguridad presidencial en San Petersburgo y en las instalaciones que iba a visitar el presidente”, ha revelado hoy sábado el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Las amenazas, ha asegurado Peskov, no han alterado la agenda del mandatario ruso, que viajó ayer viernes a la ciudad del extremo occidental ruso para participar en un foro cultural, según recoge la agencia local de noticias Sputnik.

Conforme a las explicaciones del vocero ruso, las llamadas se realizaron desde extranjero, razón por la cual el funcionario califica a los autores de “terroristas telefónicos”.

Además de hacer todo lo posible para identificar y detener a los responsables de las amenazas, el portavoz ha señalado que el servicio de seguridad ruso hizo cuanto estuvo en su mano en esa situación, para que causara el menor número de incomodidades.

El funcionario ruso ha puesto fin a su informe calificando de “gamberradas” las actividades de los terroristas y precisando que el presidente Putin fue informado de lo ocurrido.

Una ola de llamadas telefónicas anónimas ha llevado a evacuaciones masivas en todo el país euroasiático en los últimos meses. Todas ellas resultaron falsas alarmas. Oleg Baranov, el director general del Interior de Moscú, dijo el martes que la mayoría de las llamadas provenían de Japón, Turquía, Ucrania y Estados Unidos.

Rusia, objeto de estas amenazas terroristas, es uno de los principales actores de la lucha en Siria contra EIIL (Daesh, en árabe). Su poderosa aviación bombardea posiciones de la banda takfirí en el país árabe, algo que enfurece al grupo ultrarradical, que intenta tomar represalias.

HispanTV.es

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