¿Por qué se sigue recomendando carne a los niños si no es una prioridad de salud pública?

  17 Noviembre 2017    Leído: 602
¿Por qué se sigue recomendando carne a los niños si no es una prioridad de salud pública?
Los autores discuten un informe reciente que promueve el consumo infantil de carne
Durante las últimas semanas, hemos podido ver en diferentes medios de comunicación mensajes e ideas que nos hacen creer que la carne es “imprescindible”, así como noticias o reportajes que nos hablan de las “virtudes” o propiedades de este alimento. Como uno de los principios informativos y periodísticos cabría preguntarse antes de nada.

Cuando un organismo vinculado a la salud, como es el SEMERGEN (Sociedad española de Médicos de Atención Primaria), se lanza a dar recomendaciones nutricionales de salud pública debería hacerlo atendiendo al menos a dos conceptos básicos:

¿Qué patrón alimentario sigue la población a la que voy a dirigir el consejo?
A la luz de los datos parece sensato decir que no necesitamos preocuparnos del consumo de cereales ni cárnicos en esta población

¿Va a mejorar mi consejo el perfil nutricional de esa población?
Respondiendo a la primera pregunta, vamos a ver qué datos tenemos sobre la dieta de los adolescentes españoles. Según el estudio ANIBES (2015), en el grupo de adolescentes (de 13 a 17 años), el alimento que más calorías aporta a la dieta de este grupo de población es el pan. Seguido de la carne, la bollería y las carnes procesadas. Las verduras aparecen en la posición decimosegunda, y las frutas en la decimoquinta, por detrás de los refrescos y del chocolate.

Disponemos también de datos de la encuesta ENALIA. Si nos fijamos en el grupo de población adolescente, de nuevo observamos que el grupo que aporta más calorías a esta población es el de cereales y derivados, seguido por los lácteos y las carnes y derivados en tercer lugar. De nuevo también tenemos a las frutas, las verduras, los huevos y las legumbres en posiciones muy inferiores.

A la luz de esta información parece sensato decir que no necesitamos preocuparnos del consumo de cereales ni del de cárnicos en esta población. Lo adecuado sería hacer hincapié en dos aspectos:

En que se haga una buena elección de alimentos dentro de esos dos grupos: insistir en que los cereales sean integrales y en la reducción del consumo de bollería por un lado, y aconsejar la elección de carnes naturales y no de sus derivados (carnes procesadas) por el otro.
Al mismo tiempo, los grupos de alimentos sobre los que habría que alentar al consumo y resaltar sus beneficios en la salud y la importancia de su presencia en la dieta son claramente las verduras, hortalizas, frutas y legumbres. Tanto por la evidencia científica acerca de sus efectos protectores de la salud como por los bajos puestos que ocupan en la alimentación de los adolescentes españoles.
Aconsejar carne e insistir en sus beneficios no parece que vaya a producir cambios a mejor en el patrón dietético del grupo de población que nos ocupa (ni en ningún otro), pues el consumo ya se encuentra por encima de lo aconsejable y además con gran prevalencia de malas elecciones, esto es embutido y carnes procesadas. Solo podemos conseguir reforzar un consumo ya de por si elevado y mal escogido, en el mejor de los casos, o aumentarlo en el peor.

ElPais

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