Mientras que el IPCA es un indicador que mide la evolución de los precios de una cesta `típica` (creada artificialmente) de bienes y servicios que consumen los residentes en España o la UE, según se quiera calcular el IPC o el IPCA. El deflactor del PIB es un indicador mucho más completo, puesto que analiza el precio de todos los bienes y servicios producidos en el país. Pues bien, el deflactor fue en 2014 del 0,9% (IPCA 0,4%) y en 2015 del 1,2% (IPCA 0%).
La ponderación de la energía (petróleo, electricidad, etc.) y los alimentos no elaborados tienen un peso elevado en el IPCA al ser considerados como productos típicos dentro de la cesta de los ciudadanos de la Eurozona. Por ello, el desplome del petróleo que comenzó a mediados de 2014 y la moderación de los precios de los alimentos ha podido influir de forma sustancial en el IPCA, mientras que su efecto en el deflactor del PIB ha sido menor. Este dato demuestra para Daniel Gros, economista y director del Centro de Estudios Políticos Europeos, que no se pueden justificar "las agresivas políticas que está implementando el Banco Central Europeo para estimular los precios y la economía".
Correlación petróleo-IPCA
Analizando los datos del IPCA en la Eurozona y el comportamiento del petróleo de tipo Brent, de referencia en Europa, se puede concluir que existe una correlación directa entre el precio del petróleo y las materias primas con el índice de precios. El año 2007 el IPCA en la Eurozona fue del 2,2% y en 2008 del 3,3%, durante ese periodo de tiempo el Brent pasó de valer 50 dólares a superar los 140 dólares por barril.
En 2009, ya con la crisis encima, el petróleo volvió a caer y se movió en la horquilla de los 40-60 dólares, ese año el índice de precios cayó al 0,3%, un dato muy parecido al de 2014 y 2015 (periodo en el que el petróleo y otras materias primas también se han desplomado). En los posteriores años el IPCA marcó una tasa de variación anual que osciló entre el 1,3% y el 2,7%, durante esos años el crudo se movió entre los 70 y los 127 dólares.
Puede que el BCE y otros bancos centrales de Occidente estén `sobrerreaccionando` ante el estancamiento de un índice artificial, que no aglutina la variación de precios de todos los bienes y servicios, sino unos determinados productos escogidos de forma discrecional. Quizá el BCE esté luchando y empleando miles de millones para acabar contra un fantasma, la deflación.
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