El heredero saudí advierte del peligro de una guerra generalizada con Irán

  08 Noviembre 2017    Leído: 506
El heredero saudí advierte del peligro de una guerra generalizada con Irán
El Príncipe Mohamed bin Salman asegura que el suministro de misiles a los rebeldes hutíes (chiíes) de Yemen es «una agresión militar directa» a su país.
Cuando la guerra contra el «califato» establecido por el grupo yihadista Daesh en Siria e Irak está cerca de su final, la gran Guerra Fría sectaria entre las potencias regionales chií –Irán– y suní –Arabia Saudí– amenaza con salirse de quicio tras las advertencias del heredero al trono saudí, Mohamed bin Salman (MBS). El joven príncipe, que a sus 32 años es el hombre clave del país, elevó el belicoso tono de sus declaraciones contra Teherán y acusó a la república islámica de cometer un «acto de guerra contra el reino» con la «entrega de misiles a los hutíes» de Yemen, lo que calificó de «agresión militar directa», según las declaraciones recogidas por la agencia oficial SPA. MBS habló por teléfono con el responsable de Exteriores británico, Boris Johnson, para buscar apoyo en la comunidad internacional después de que los rebeldes hutíes, que siguen la rama zaidí del chiísmo, lanzaran el sábado un misil que fue interceptado cerca de Riad, y del que algunos fragmentos cayeron en el aeropuerto internacional King Khaled.

El ministro de Exteriores, Adel al Jubeir, extendió las acusaciones a la milicia chií libanesa de Hizbolá a la que responsabilizó del lanzamiento material del proyectil «de fabricación iraní, desde territorio ocupado por hutíes». Desde Irán, negaron todas las acusaciones.

Además del respaldo del Reino Unido, Arabia Saudí recibió las palabras de apoyo de la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, quien recordó que «Estados Unidos está comprometido a hacer lo que sea necesario para oponerse a las acciones desestabilizadoras de Irán y no cerrará los ojos frente a violaciones graves del derecho internacional por el régimen iraní». La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha cambiado la política respecto a la república islámica y el pacto nuclear firmado en 2015 bajo el mandato de Barack Obama está en el aire pese a que los informes de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) reflejan que los iraníes cumplen lo pactado. Trump anunció su intención de retirarse del acuerdo, respalda la gran coalición regional anti iraní que encabezan Israel y Arabia Saudí y, como declaró Haley ante la ONU, «está dispuesto a hacer lo que sea» contra su gran enemigo.

Política intervencionista

Los frentes abiertos se le acumulan a un MBS que desde su irrupción en 2015 ha demostrado que gobierna por impulsos. A nivel doméstico acaba de lanzar una purga sin precedentes que ha llevado a prisión a decenas de príncipes, ministros, exministros y hombres de negocios, bajo la acusación de corrupción, aunque parece más un intento de eliminar a posibles competidores en la carrera al trono. Su edad y su discurso populista le han hecho ganar adeptos en casa, pero fuera de sus fronteras las dos grandes decisiones que ha tomado, la guerra en Yemen y el bloqueo a Qatar, se han convertido en auténticos lodazales de los que no se ve una salida a corto plazo.


Los medios próximos a los hutíes confirmaron el lanzamiento el sábado de un misil Burkan H2, que recorrió los 850 kilómetros de distancia entre la frontera yemení y la capital saudí, un proyectil similar al que en julio impactó cerca de la ciudad santa de Meca. Los saudíes aseguran que se trata de misiles que llegan por piezas y que luego son ensamblados por efectivos de la Guardia Revolucionaria de Irán o de Hizbolá sobre el terreno, pero no han logrado aportar pruebas al respecto.

Riad lanzó la guerra en Yemen en marzo de 2015 con el objetivo de frenar el ascenso de los hutíes al poder, grupo al que acusan de operar bajo las órdenes de la república islámica. Desde entonces más de 8.000 personas han muerto y más de 20 millones necesitan «ayuda humanitaria urgente», según la ONU. Un desastre humanitario que va a empeorar tras la respuesta de Arabia Saudí al lanzamiento del último misil ya que ha impuesto un cerco severo al país y «las operaciones humanitarias están bloqueadas», lamentó el portavoz de la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU.

El ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, consideró «contrarias a la realidad» las palabras del príncipe heredero saudí y calificó de «bullying regional» su política externa. Zarif, que es la mano derecha del presidente Hasán Rohani, recordó que el ejército saudí «bombardea Yemen cada día, ha matado a miles de inocentes, incluidos niños, ha hecho que se extienda el cólera y la hambruna, pero siempre acusa a Irán de todos los males».

La Guerra Fría entre saudíes e iraníes se salda hasta el momento a favor de Teherán y MBS quiere frenar la expansión de su gran rival en la región. Los iraníes respaldan al Gobierno de Bagdad, en manos chiíes desde la invasión de EE.UU., y han logrado mantener en su puesto a Bashar Al Assad en Siria, país donde los esfuerzos saudíes por formar una oposición armada suní no han cuajado. Líbano, donde los iraníes cuentan con Hizbolá, es el último en sumarse a esta lista y su primer ministro, Saad Hariri, anunció su dimisión el sábado tras viajar a Riad, donde ha encontrado refugio.

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