En una base militar en la capital, San Juan, Trump intentó transmitir una alta dosis de optimismo a los portorriqueños al comparar las 16 víctimas mortales que ha dejado el paso de María, que horas después ascendió a 34, y las más de mil vidas que se llevó por delante el Katrina.
Durante su visita de cinco horas, el mandatario no anunció medidas concretas de apoyo y se centró en el autoelogio de su administración en la asistencia a los damnificados y en la reconstrucción de las infraestructuras.
No obstante, se limitó a anunciar que la deuda financiera que arrastra Puerto Rico "tendrá que ser borrada".
En un acto polémico y dejando además un sentimiento de humillación, Trump tiró al aire a los vecinos de Guaynabo rollos de papel imitando el gesto del lanzamiento de baloncesto.
La visita del presidente estadounidense a la isla provocó el rechazo del pueblo devastado que rechaza la gestión y lenta reacción tras el desastre, tanto del gobierno estatal como federal.
Casi dos semanas después del huracán, la isla permanece en una situación caótica. Cientos de miles de boricuas apenas tienen acceso a agua potable y el combustible escasea. Unas 9000 personas están en refugios, aunque muchas más han perdido sus viviendas.
HispanTV.es
Etiquetas:
