No quieren casas; quieren volver a su país

  28 Abril 2016    Leído: 413
No quieren casas; quieren volver a su país
Apenas ha comenzado la reconstrucción de los campamentos de Tinduf tras las inundaciones de 2015

Ellos viven en mitad de la hamada negra argelina, un desierto llano, de terreno duro y pedregoso, sin apenas dunas. Y cuando el agua llegó, nada hubo que la parara; las casas de adobe ofrecieron escasa resistencia a la fuerza del líquido elemento y la destrucción fue casi total. Han pasado seis meses desde aquel mes de octubre de 2015, cuando los refugiados saharauis de Tinduf (Argelia) sufrieron las lluvias torrenciales más violentas y destructivas de los 40 años que llevan viviendo allí.

"La reconstrucción va muy despacio, es compleja y depende del ritmo y la capacidad de las familias saharauis. Lamentablemente, todavía hay muchas que viven en tiendas de campaña, compartiendo el día a día con otros familiares y vecinos, niños que dan clase en jaimas y faltan alimentos y agua", señala Isabel Selles. Ella es la representante de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) en los campamentos, donde se vive a la espera de una solución al conflicto con Marruecos vigente después de que España abandonara este territorio en 1976, el reino alauita lo invadiera y no se produjera el proceso descolonizador que marcan las leyes internacionales.

“Más del 50% de las familias vieron destruida parcial o totalmente sus casas. Son unas 17.841 que, teniendo en cuenta que el promedio es de cinco personas en la unidad familiar, hacen un total de casi 90.000 personas (89.205)" apunta Buhebaini Yahia, presidente de la Media Luna Roja Saharaui. De los cuatro campamentos que existen (más la capital administrativa, Rabouni), Dajla fue el más afectado, pues más de un 80% ha quedado destruido. "Y al menos el 60% de las infraestructuras han quedado destruidas en todos los campamentos. Estamos hablando de escuelas, guarderías, hospitales, dispensarios de alimentos…”. Los datos que ofrece Yahia revelan la magnitud del desastre natural.

La respuesta de emergencia fue rápida y coordinada. ACNUR repartió 4.000 tiendas de campaña (3.000 en Smara, el asentamiento más grande en el que viven más de 50.000 personas). Argelia, otras 7.000. La agencia para los refugiados también proporcionó mantas, plásticos, pan, queso, un equipo para cocinar y agua potable embotellada. Y el Gobierno saharaui repartió harina, aceite, lentejas, tomate, macarrones, yogures…


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