Sin embargo, cuando China se vio amenazada por las tropas de la ONU que se acercaban hacia su frontera con Corea del Norte, la situación cambió drásticamente.
"Si nosotros permitimos que Estados Unidos ocupen toda Corea… debemos estar preparados para que Estados Unidos declare… la guerra a China", dijo Mao Zedong a Iósif Stalin.
El asalto chino iniciado el 19 de octubre de 1950, tomó por sorpresa a las tropas estadounidenses porque la guerra no había sido declarada entre la RPC y EEUU.
En aquel momento, el general Douglas MacArthur, héroe de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico, hasta solicitó utilizar las bombas atómicas. Al recibir la negativa, decidió iniciar la "política de tierra quemada".
Desde ese momento, todas las ciudades y aldeas norcoreanas empezaron a sufrir los ataques diarios de los bombarderos B-29 de EEUU y su mortífera carga de napalm.
"Todas las ciudades y aldeas del Norte fueron reducidas a escombros", constató profesor de Humanidades en la Universidad Nacional de Seúl Taewoo Kim.
Mucho después, el general Curtis LeMay, jefe del Comando Aéreo Estratégico durante la guerra, declaró: "Aniquilamos alrededor de un 20% de la población".
Los investigadores sostienen que en los tres años de guerra, un total de 635.000 toneladas de explosivos arrasaron Corea del Norte. De acuerdo con las estadísticas oficiales de Pyongyang, los estadounidenses destruyeron 5.000 escuelas, 1.000 hospitales y 600.000 hogares.
Un documento soviético emitido al poco tiempo de firmarse el armisticio en 1953, hablaba de 282.000 civiles que fallecieron solo en las incursiones de los bombarderos.
Para poder recuperarse después de los bombardeos, los norcoreanos se pusieron a practicar ampliamente el trabajo nocturno. Los obreros reparaban por la noche los objetos destrozados de día.
Además, al caer el sol los ciudadanos de la RPDC se refugiaban en búnkeres subterráneos.
"Toda la ciudad de Pyongyang se trasladó al subsuelo y eso tuvo un tremendo impacto psicológico en los habitantes", puntualizó experto en política e historia coreanas del Centro Wilson de Washington James Person.
Hasta ahora, los medios de comunicación de Corea del Norte siguen recordando el inmenso dolor y las devastaciones causadas por la ofensiva norteamericana, y de esa manera echan leña al incansable espíritu de confrontación con EEUU.
Reuters
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