España maneja alertas terroristas críticas «todas las semanas», la mayoría «falsos ecos»

  20 Junio 2016    Leído: 280
España maneja alertas terroristas críticas «todas las semanas», la mayoría «falsos ecos»
«El nivel de control de la amenaza es alto, pero la seguridad al 100% no existe», advierte un experto
El aparato de Seguridad del Estado es de lo poco que no está «en funciones», pendiente las 24 horas de un terrorismo que no descansa. Fuentes de la lucha antiyihadista de máximo nivel han revelado que las alertas en España son «continuas», a pesar de lo cual constatan que «el nivel de control es alto». Aunque en ningún caso «del cien por cien». «Momentos críticos tenemos todas las semanas, pero profundizando, vemos que son falsos ecos» explica a ABC un experto implicado en primera línea de la investigación de amenazas concretas del Daesh, de las que las instancias oficiales tienen conocimiento por diversas vías.

Entre las más importantes, los avisos que se reciben fruto de la colaboración con las fuerzas y los servicios de Inteligencia de otros países, a lo que hay que añadir datos de gran valor que se intervienen en cada una de las detenciones. Junto a ello, está la información que procede de los confidentes, pero que cada vez más requiere de una rigurosa criba. «Alrededor de esto muchos han construido un negocio tremendo... mezclan datos ciertos y falsos y hay que clarificar todo», describen las fuentes.

Fechas de sangre
El 31 de mayo, el Daesh volvía a poner a España en el punto de mira con un vídeo en castellano. «Mensaje a los ciudadanos de España (...). -decía- Os matarán en vuestras ciudades y pueblos según lo planeado, igual que vosotros matáis a nuestras familias». No se le ha otorgado gran «credibilidad», pero lo cierto es que se difundía poco antes de una fecha sensible, esas que el Islam radical gusta de señalar con sangre: el segundo aniversario, el 29 de junio, de la proclamación por parte del Daesh de un Califato.

Pero más allá de eso, esa mención a España también parecía regionalizar el llamamiento general hecho por la organización solo diez días antes a sus «soldados» reclutados en Occidente para que atenten en los países donde estén, sin necesidad de viajar a Siria o Irak. La orden del portavoz oficial, Abu Muhammed Al-Adnani, es someter al «enemigo» a una «muerte por mil heridas» sembrando el terror entre los civiles «hasta que cada vecino tenga miedo de su otro vecino».

Desde 2014, el Califato ha logrado objetivos que asombran a las Fuerzas de Seguridad tanto por la expansión geográfica lograda como por la captación en tan corto plazo «de 20.000 a 30.000 combatientes, casi tantos como el movimiento de la yihad internacional desde sus comienzos en los años 80»; una exhibición de capacidades que ha superado incluso a las de Al-Qaeda. Pero la invocación ahora a los «lobos solitarios» para que atenten no es casual. Las pérdidas territoriales de «un 30-35%» de los dominios en Irak y de un «20-25% de los de Siria» que se han registrado últimamente por un lado, y la merma que se viene detectando en su poder de reclutamiento -cuando no deserciones-, podrían sugerir una incipiente crisis en el Daesh. Lo que lejos de representar un alivio para Occidente podría estar espoleando la eclosión de ese «tercer modelo»: los yihadistas individuales destinados a atacar en Europa o Estados Unidos. Allí donde no pueden llegar células enviadas desde los bastiones de Oriente Próximo debido a un eventual debilitamiento de la organización o a la necesidad de que defiendan el frente de guerra, que es una prioridad.

Del «boom» a los fracasos
El asesinato en Orlando de 49 personas acribilladas por un islamista norteamericano el domingo pasado obedecería a ese perfil. Alguien que maneja las claves de lo que está pasando lo resume tajante: «A medida que pierdan éxito dentro (en Siria e Irak), buscarán éxito fuera y lo rentabilizarán al máximo. El impacto en la comunidad internacional es enorme»

«El boom del atractivo del Daesh coincidió con la creación del Estado Islámico, que disparó el "efecto llamada" al máximo nivel. En el último año, ha bajado, y entre las razones de ese descenso, cabe hablar del salvajismo de los vídeos que ha difundido el Daesh», indica una experta en antiterrorismo. Añade que «el mayor exponente de crueldad» nunca visto en esas grabaciones emitidas en todo el mundo «fue aquel en que se quemaba vivo a un piloto jordano, cuyo impacto podemos comparar al que tuvo el asesinato de Miguel Ángel Blanco por parte de ETA».

Como factor desincentivador, «también hay que contar con el creciente descontento de la población por el permanente sometimiento, los castigos o los bombardeos, y no hay que olvidar que se ha producido una gran reducción de las retribuciones, que están en 100 dólares al mes para un combatiente raso». «Como fuerza militar -concluye otro experto- no podemos hablar de que exista una desunión dentro de las filas del Daesh, pero sí de que están formadas por elementos que, si se les diera opción, saldrían corriendo ya». El aparato de represión lo impide.

En España todos los sensores del Estado están en alerta, rastreando las redes de facilitación, las salidas de muyahidines en potencia -las personas que han salido de nuestro país rumbo a Siria e Irak son 160, una cifra baja en comparación con la de otros países de Europa- o el regreso de quienes ya han estado allí. «Si salieron es porque tienen un plan de ataque concreto», zanjan las fuentes, que muestran confianza en el control de esos «retornados». No tanta de ese tipo de individuo, cada vez más frecuente, «que está tomando antidepresivos y se hace con un kalashnikov...».

La autoradicalización
«El Daesh no solo envía a Occidente células y medios, sino inspiración a mil locos que se autoradicalizan y pueden cometer atentados de gran envergadura», indican las fuentes, en un intento por dibujar la naturaleza de una parte de las acciones terroristas de las que es buen ejemplo la matanza de San Bernardino (California) del pasado diciembre. Fue perpetrada por un matrimonio que había declarado en comunicaciones más o menos privadas su «apoyo» a Daesh. Pero sin la aceptación del califa, Abu Bakr al-Baghdadi, lo que no impidió que la organización glorificara el ataque para intentar beneficiarse de su repercusión.

Esa apropiación enlaza con otra realidad: el deterioro financiero del Daesh que está afectando ya a las «costosas y largas» campañas militares y amenaza con «que la organización, a medio plazo no se sostenga».
Fuente:ABC.es

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