Este acto ponía en evidencia la falta de seguridad con la que los políticos británicos tienen que desempeñar su labor, y urgía tanto a los miembros del partido laborista como los conservadores a pedir a la policía que revisara el estatus de su seguridad personal. Así lo denunciaba ayer al canal Sky News James Berry, un miembro conservador del Parlamento. «La principal preocupación se centra en los actos públicos. La tragedia es que Jo fue brutalmente asesinada después de su reunión con su circunscripción, intentado cumplir con su deber democrático. Esto supone una gran preocupación para todos los diputados», subrayó Berry.
El caso de Cox es el último, pero no el único. En años anteriores, varios políticos británicos fueron atacados: algunos perdieron la vida y otros solo resultaron heridos.
«En nuestro país [el Reino Unido], los políticos han desempeñado sus funciones con el mínimo de protección», indica Fraser Nelson, analista político y columnista, en un texto publicado ayer en «The Telegraph». «En las circunscripciones apenas hay seguridad; es el modelo abierto que hemos elegido. Ello conlleva un riesgo voluntariamente asumido por cada uno de las personas elegidas para representarnos», explica.
Nelson desmiente también el falso mito popular que sostiene que tan pronto como un político consigue un sillón en el Parlamento británico este pierde contacto con la vida real. «El sistema británico hace que esto sea imposible.
La mayoría de los parlamentarios tienen reuniones con sus circunscripciones cada semana, y la mitad de su tiempo lo invierte en el trabajo electoral. Es una extraña faceta del sistema británico por la que un miembro del gabinete puede estar tratando con asuntos de Estado en un jueves, y el más pequeño de los problemas de los electores en un viernes». El problema de esta proximidad es que se produce a expensas de la seguridad de cada diputado. Si bien es cierto que hay ciertos consejos a seguri cuando tienen lugar encuentros en un despacho, como que medie una mesa entre el político y la persona a la que recibe; y que asista alguien más a la reunión, para evitar que se produzcan incidentes.
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