La brecha de Faluya, y el retroceso de las tropas del ISIS en otros puntos de la región, suponen un duro golpe para una organización que basa una parte importantísima de su propaganda en la supuesta invencibilidad de sus combatientes. Aunque la estratégica ciudad —apenas a 40 kilómetros de Bagdad— no está completamente en manos de las tropas iraquíes, el éxito de la ofensiva sugiere que el entrenamiento y tácticas recibidos de ejércitos occidentales parecen apropiados.
No hay que olvidar que cuando Faluya cayó en 2014, al Gobierno de Bagdad le fue imposible retomarla ante la negativa de sus soldados a combatir un enemigo que consideraban invencible. Se trata además de una estrategia que tiene en cuenta el complicadísimo equilibrio étnico y religioso característico del país. Con las estrategias, medios y apoyos internacionales adecuados, el ISIS puede ser derrotado.
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