La tensión palestino-israelí aumentó el pasado 14 de julio cuando un comando integrado por tres árabes israelíes mató a dos policías en la puerta de los Leones de Jerusalén antes de ser abatido.
El pasado viernes las protestas se generalizaron y las fuerzas de seguridad israelíes mataron a cuatro manifestantes palestinos.
Unas horas después, un palestino mató a tres colonos judíos en el asentamiento de Halamish, al noroeste de Ramala.
Las medidas adoptadas por Israel, que incluyen la colocación de puertas detectoras de metales, contribuyeron a crispar el ambiente no solo en Jerusalén, sino también el resto de los territorios ocupados.
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