Venezuela reduce la semana laboral a lunes y martes
El vicepresidente de Venezuela, Aristóbulo Istúriz, ha dado la noticia más inesperada de cuantas ocurren en este atribulado país. El Gobierno ha decidido paralizar casi por completo al sector público en un desesperado esfuerzo por impedir que el nivel de la principal central hidroeléctrica del país, que genera el 70% de la energía que se consume en la nación sudamericana, siga disminuyendo su nivel de agua y obligue a un apagón generalizado.
Istúriz ha hecho pública la medida, cuyo alcance se podrá evaluar mejor cuando aparezca en la Gaceta Oficial, luego de sobrevolar la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, mejor conocida como la represa de Guri, ubicada en el estado de Bolívar (suroriente de Venezuela) en compañía del ministro de Energía Eléctrica Luis Motta Domínguez. En horas de la noche del martes el presidente Nicolás Maduro informó que la medida regirá desde el miércoles. Las actividades escolares han sido suspendidas los días viernes para sumarse a esta campaña que mantiene afanado al gobierno central desde principios de año.
El régimen ha decretado desde comienzos de 2016 su propia versión del Período Especial de Cuba, que sobrevino a la caída de la cortina de hierro. Desde antes de Semana Santa Maduro había decidido que el sector público no laborara los viernes y mucho antes de esa fecha restringió todas las actividades vespertinas de la burocracia. A partir de este 27 de abril solo se trabajará lunes y martes entre las 7:00 de la mañana y la 1:00 de la tarde.
El jefe del Estado ha aclarado que la medida se mantendrá vigente durante los próximos quince días y ha pedido a las cabezas de los poderes públicos que apoyen esta decisión. Todas las miradas de la oposición están centradas sobre cómo laborara el Consejo Nacional Electoral para procesar las firmas que activen el plebiscito que decidiría si el gobernante venezolano prosigue o no en su cargo.
El Presidente ha asegurado que con la virtual paralización del sector público ha logrado detener la caída del nivel del agua de Guri de 20 centímetros por día a 10 centímetros por día. El gobierno llama plan de ahorro energético a los diarios apagones que, especialmente en la provincia, se extienden por varias horas a lo largo del día y de la noche.
Que Venezuela haya llegado a esta calamitosa situación obedece a una suma de factores: la prolongada sequía ocasionada por el fenómeno climatológico conocido como El Niño, la falta de inversión en el sector eléctrico, que controla el Estado desde 2007, y el fracaso que ha significado la dotación de plantas termoeléctricas que ayuden a minimizar la dependencia de la generación de energía hidroeléctrica que proviene del sur del país. La emergencia del sector decretada en 2010 por el entonces presidente Hugo Chávez terminó en un fracaso rotundo. Parte de los equipos comprados o no funcionan o el dinero entregado terminó en los bolsillos de las personas favorecidas por el Estado para importarlos.
El ministro Motta ha confesado que la central hidroeléctrica está a 1,60 metros sobre el nivel del punto de colapso. En estas horas tan difíciles el régimen ruega por el adelanto de la época de lluvias, así como se encomienda a la subida de los precios del barril de petróleo para poder seguir financiando su modelo de desarrollo. Solo con aguaceros garciamarquianos Venezuela podría salvarse de vivir a la espera de la llegada de la luz.