La liberación del Estado Islámico y del niqab
Cuando Souad Hamidi, una chica de 19 años, se pudo quitar por primera vez la niqab para salir desde 2014 sonrió y dijo a Reuters que se sentía liberada. Hamidi asegura que al ver a las FSD en detrás de su casa primero pensó que eran los yihadistas del EI y que iban a utilizarlas como escudos humanos para los bombardeos, por lo que huyeron.
Cuando la familia retornó a su hogar y el pueblo, bajo control del EI desde 2014, había sido liberado no tardó en quitarse el atuendo que los yihadistas le forzaban a llevar. Hamidi explica que quien infringía las reglas, también las de vestimenta, recibía un castigo, a veces estar encerrado en una fosa. La llegada de las FSD ha supuesto una “nueva vida” para ella y su familia.
Las FSD han cortado desde el viernes pasado todas las rutas y carretera que llevan a Manbij, en la que todavía está el Estado Islámico y en la que hay varios civiles. Manbij es la principal vía de suministros de Turquía al feudo del EI en Siria, la ciudad de Raqa, que las FSD también intentan recuperar. A su vez, Manbij es la vía de suministro de Turquía a las milicias opositores sirias que respalda en la zona de Alepo.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Ashton Carter, destacó la importancia de retomar la ciudad siria de Manbij hace unas semanas. La consideró la puerta de entrada a Siria para los combatientes extranjeros. “El hecho de que sea un punto de tránsito en ambas direcciones para los luchadores extranjeros, es la razón por la cual es un objetivo importante”, señaló Carter en una rueda de prensa en Singapur.
Las fuerzas armadas de Turquía desde hace mucho temen que los kurdos tomen el control del foco de Manbij porque les permitiría cortar su última línea directa de abastecimiento al Ejército Libre Sirio, fuerza compuesta por unos 35.000 efectivos con base en Alepo que lucha contra el gobierno de El Asad.