«Habrá una declaración en la que se dejará bien claro que se hará lo que sea necesario para mantener una liquidez adecuada en los mercados», fueron el miércoles las palabras de un alto funcionario del BCE, que aclaró también que el compromiso incluirá la apertura de «líneas swap» con el Banco de Inglaterra para el intercambio de libras y euros, permitiendo una financiación ilimitada en ambas monedas a base de inyectar a los bancos de Londres y Fráncfort el dinero que pidan.
No es la primera vez que el BCE sale en misión de salvamento financiero. Ya puso a disposición de los bancos acuerdos similares con la Reserva Federal de EE.UU. para acceder a financiación adicional en dólares durante la crisis financiera y tras los ataques del 11-S. Y a los bancos griegos los ha mantenido con respiración artificial durante el tiempo que duraron las negociaciones europeas con Syriza. La diferencia es que en aquellas ocasiones contaba con el beneplácito (más o menos renuente) de Alemania y ahora no está tan claro que lo tenga.
El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, ha dejado muy claro que el referéndum es un todo o nada y no parece muy dispuesto a que desde instituciones europeas se siga prestando apoyo ni a bancos ni a monedas que lleven la bandera británica. Schäuble ha explicado en Berlín que el Reino Unido dejará de tener acceso a los beneficios de la pertenencia al mercado común europeo y a la asistencia de las instituciones de la Unión. «Bueno, eso es precisamente lo que se vota en ese referéndum», justificó recientemente en una entrevista concedida a la edición del semanario «Der Spiegel». «In is in, out is out», insistió en inglés y sin dejar lugar a dudas. Schäuble ironizaba sobre el sinsentido de que un país acate las reglas o reciba la asistencia de un club que ha decidido abandonar. «Si la mayoría de los británicos optan por el Brexit, esa decisión es contra el mercado único y todos tenemos que respetar la decisión soberana del pueblo británico», sentenció.
Muchos expertos, por otra parte, avanzan que Londres perdería su posición como el centro financiero más importante del continente en un escenario Brexit y que lo haría en beneficio de Fráncfort. Los bancos necesitan legalmente establecer una filial con sede en un país de la UE para poder prestar sus servicios en el interior del bloque y, en caso de salida del Reino Unido, el sistema financiero euro favorecería la sede alemana y pasaría a considerar a los bancos ingleses como competidores extramuros a los que no hay por qué conceder demasiadas facilidades.
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