La petición del gabinete estratégico hacia el Gobierno del Reino Unido de obligar a las instituciones religiosas del país, incluidas las mezquitas, a revelar el origen de la financiación extranjera está motivada por el hecho de que, desde 2007, "se estima que Arabia Saudí gasta como mínimo 2.000 millones de dólares anuales en promover la ideología extremista wahabí alrededor del mundo". El informe estima que para 2015 esa cifra se duplicó, dice The Guardian.
"Muchos de los predicadores islamistas del odio más peligrosos del Reino Unido abrazan la ideología salafista wahabí y están relacionados con un extremismo que está siendo financiado desde el extranjero, sea porque han estudiado en Arabia Saudí como parte de un programa académico o porque han tenido acceso a literatura extremista dentro del mismo Reino Unido", advierte el informe.
Tom Wilson, miembro de la sociedad Henry Jackson Society y autor del informe, explica que "si bien son muchos los países del Golfo e Irán que se consideran culpables de fomentar el extremismo, Arabia Saudí es, sin duda, el primero de la lista".
Se espera que al país árabe no le agraden los resultados del informe, comenta The Guardian, y menos en un momento tan delicado como el que está viviendo la región, en el centro de una disputa con Catar, a quien Arabia Saudí acusa de financiar el terrorismo en el extranjero y de amparar a los terroristas que apoyan a los Hermanos Musulmanes o a Hamás.
Los resultados del informe salen a la luz cuando la primera ministra británica, Theresa May, se encuentra presionada a publicar un informe de su propio Gobierno también sobre la financiación del terrorismo, realizado hace seis meses pero todavía no publicado, supuestamente para 'no agravar las relaciones' con los aliados en el Golfo, menciona el medio.
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