Los familiares de las víctimas están por fin a un paso de obtener justicia tras una incesante y ardua campaña en los últimos 28 años.
La inocencia de los propios hinchas fue recientemente reafirmada por el juez de la segunda investigación independiente, que decretó el desastre como "muertes ilegales".
La tragedia comenzó en los primeros minutos de la semifinal de la Copa de Federación Inglesa (FA) entre el Liverpool y Nottingham Forest, que se disputó en Hillsborough el 15 de abril de 1989.
La fiscalía acusa al jefe de policía en control del evento, David Duckenfield, del "homicidio de 95 hombres, mujeres y niños debido a grave negligencia" en su trabajo.
El entonces oficial de la Policía del Sur de Yorkshire falló en sus funciones y agravó el problema cuando se registró un exceso de espectadores en una sección del estadio, según alega la responsable fiscal.
La mayoría murieron aplastados contra la verja de las gradas o en la avalancha que se formó al intentar escapar del embudo.
Otro excomandante de policía, dos agentes y el abogado que los representó en la investigación original se enfrenta a delitos de conducta impropia en cargo público y obstrucción del curso de la Justicia.
La fiscalía intentará probar que mintieron y modificaron testimonios presentados en pesquisas previas, que exoneraron a las fuerzas del orden y culparon a los propios fans de contribuir a la tragedia.
El entonces secretario del club Sheffield Wednesday, propietario del estadio, será juzgado por infracciones de seguridad en el trabajo y en un evento deportivo.
"Será un día de emociones mixtas para las familias", reconoció la primera ministra, Theresa May, en el Parlamento de Westminster.
Familiares de las víctimas se reunieron cerca de Liverpool a escuchar la resolución de la Fiscalia que aguardan durante cerca de treinta años de lucha constante contra el sistema policial, los tabloides sensacionalistas de derechas, las autoridades locales y la administración central.
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