Cómo afrontar las diez conversaciones más difíciles en el trabajo

  15 Junio 2016    Leído: 575
Cómo afrontar las diez conversaciones más difíciles en el trabajo
El miedo a las consecuencias de esa conversación, a hacer daño, a ser juzgados o a exponerse en exceso son las razones que atenazan a un profesional ante una conversación difícil

El Centro de Estudios del Coaching (CEC), la escuela de Coaching especializada en coaching ejecutivo, ha emitido un listado con las principales conversaciones difíciles que se producen en los entornos laborales junto con una serie de consejos para abordarlas. «Una parte importantísima de nuestra rutina laboral consiste en conversaciones que mantenemos con jefes, subordinados, compañeros, clientes y proveedores. Y algunas de ellas son extremadamente difíciles para sus protagonistas porque están movilizando emociones», asegura Miriam Ortiz de Zárate, socia-directora de CEC.

El miedo a las consecuencias de esa conversación, a hacer daño, a ser juzgados o a exponerse en exceso son las razones que atenazan a un profesional ante una conversación difícil. Según los responsables de CEC, «evitarlas, posponerlas o abordarlas fuera de tiempo, de contexto o con brusquedad no son las mejores soluciones».

En cuanto al tipo de conversaciones que mayor dificultad supone para los profesionales, depende de la persona. «A quién no le incomodaría, por ejemplo, tener que despedir a un colaborador. Pero muchas veces esa dificultad es más sutil y subjetiva. Lo que para una persona puede suponer un mundo, no lo será para otra», explica José Manuel Sánchez, socio-director de CEC

1- Comunicar un despido. De todas, esta es probablemente la que mayor consenso suscita acerca de su dificultad. Una de las claves para hacer esa comunicación es no intentar tapar las emociones de tristeza o disgusto que seguramente nos provoca bajo una coraza de profesionalidad. La otra persona percibirá esa actitud como de excesiva frialdad y sufrirá por ello.

2- Dar un mal feedback. Una evaluación de desempeño que no trae consigo buenas noticias es un trago incómodo para muchos jefes. Especialmente si ello conlleva consecuencias, como la pérdida de un bono o incluso el despido. No ocultar las emociones que nos provoca dar esa noticia, basarse en los datos que motivan esa calificación y apuntar a vías de mejora será la manera mejor de enfocar la situación.

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