Otra Feria del Libro que sigue sin compensar la sequía anual
Este año la Feria ha cerrado con unas ventas aproximadas de 8 millones de euros, lo que supondría un incremento del 3,5 por ciento respecto a las cifras del año anterior. Unos datos que el director de la Feria se ve obligado a no tomar con excesivo entusiasmo. "Estas cifras salvan un poco a la sequía que sufren las librerías el resto del año", explica Teodoro Sacristán, director de la Feria. El año pasado, el certamen cerró sus puertas con 7.904.000 euros en ventas y eso ya supuso un incremento del 6,1% respecto a la edición de 2014. Un progresivo aumento que va dando tumbos, arriba y abajo, desde que empezó la crisis. Para Sacristán "el sector del libro tardó un poco menos en sufrir la crisis tanto como el resto de sectores de la economía, pero cuando bajaron las ventas y nos golpeó ya se leía poco".
La 75ª edición de la Feria, que se inauguró el pasado día 27 de mayo, ha contado este año con 367 casetas y 479 expositores (26 organismos oficiales, 10 distribuidores, 63 libreros especializados, 56 libreros generales, 177 editores de Madrid y 147 editores de fuera de Madrid). Por todas ellas han pasado más de 4.500 firmas de autores con mas o menos prestigio. Números que demuestran la importancia del evento para la ciudad, para las librerías y para las editoriales.
"Las librerías son el último eslabón, este problema es algo mucho más grande y no se puede, ni se debe, reducir a lo que vendamos o dejemos de vender", explica el director del acontecimiento de las letras madrileñas. Teodoro Sacristán tiene 66 años y lleva 51 trabajando. Detrás de la dirección de Feria del Libro, aproximadamente doce años. Aunque antes de asumir la dirección ya trabajó para que la Feria cambiase su estructura, adecuándola en tamaño y volumen de expositores, librerías y actividades. Entonces "se consolidó como una cita anual muy importante para el sector, pero también un sentido homenaje al libro", explica.
Él deja el cargo y ahora la junta directiva del Gremio de Libreros de Madrid decidirá el rumbo que tome la próxima Feria del Libro. Pero si echa la vista atrás sobre su trabajo, se siente agradecido. "He sido un auténtico privilegiado por trabajar con el equipo que he trabajado, por conocer a la gente que he conocido y por aprender todo lo que he aprendido". Este año ha decidido que ya no puede más.