El hombre de la vieja política, el candidato con más edad de los cuatro, convirtió ayer en un atributo la aparente desventaja con la que partía ante el resto.
Si en diciembre Mariano Rajoy no participó en este mismo debate para evitar la foto con sus adversarios, todos más jóvenes y frescos que él, anoche supo sacar provecho de su cargo y su experiencia y presentar a los demás como simples aprendices de presidente, sin prestancia suficiente para ostentar el cargo.Con el desdén justo, Rajoy transmitió a sus contrincantes en varias ocasiones que "gobernar no es fácil" y que conviene, dijo, "traer algo aprendido". "Al Gobierno no se viene a hacer prácticas". Estas flechas fueron tan dolorosas que Pablo Iglesias se vio obligado a responder directamente con la afirmación de que Podemos gestiona en comunidades y ayuntamientos. No obstante, el candidato popular y presidente en funciones volvió por sus fueros: "Se habla mucho, se dicen muchas cosas, pero cuando se gobierna se ven las cosas de otra manera". Muy efectivo en los mensajes que quería colocar, Rajoy empezó el debate pidiendo a sus contrincantes que después del 26 de junio dejen que gobierne la lista más votada, aprovechando que Pedro Piqueras les había reclamado una valoración sobre por qué había nuevas elecciones.El presidente en funciones fue ayer pertrechado de datos e hizo de ellos una muralla con la que frenar o, al menos, contrarrestar las cifras del resto. Defendió que el empleo que se crea no es precario, que el Gobierno se ha ocupado de los autónomos y que la pobreza en España -frente a lo que mantienen organizaciones como Cáritas- ha bajado. Por supuesto, destacó que ha bajado los impuestos y que va a volver a hacerlo y, sobre todo, insistió en su promesa de crear medio millón de puestos de trabajo al año. El debate transcurrió como el PP había previsto: todos contra Rajoy. Pero el candidato popular no se quedó mudo. Las veces que pudo citó la situación griega para dejar en evidencia a Iglesias y censuró la sintonía mutua entre Pedro Sánchez y Albert Rivera.Rajoy mantuvo buen tono y se mostró seguro. Incluso cuando le reprocharon los casos de corrupción. Replicó a la larga lista de asuntos que le recitó Sánchez con la situación procesal de Manuel Chaves y José Antonio Griñán, aunque no ahondó en ello. Se limitó a apuntar sus leyes anticorrupción. Después, cuando Rivera fue directamente contra él, se puso mucho más nervioso e intentó contradecirle asegurando que le había acusado de cobrar dinero negro. El líder de Ciudadanos fue quien más le molestó. Según el equipo del presidente, Rajoy estuvo ayer "sólido, convincente y moderado". Mucho más cuando habló de economía que cuando habló de corrupción.
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