Los organismos de aviación civil de Arabia Saudí y Bahréin emitieron declaraciones similares.
La víspera, el presidente ejecutivo de Qatar Airways, Akbar Al Baker, instó a la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) a intervenir en el conflicto entre Doha y los países árabes que cerraron su espacio aéreo para aviones cataríes, decisión que calificó de ilegal y contraria al Convenio de Chicago de 1944, firmado por los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, pero no por Arabia Saudí.
El 5 de junio, Arabia Saudí, Bahréin, Egipto y Emiratos Árabes Unidos anunciaron la ruptura de las relaciones diplomáticas y la suspensión de las comunicaciones terrestres, marítimas y aéreas con Catar, tras acusar a Doha de apoyar el terrorismo.
A día siguiente, la Agencia de Aviación Civil de Arabia Saudí canceló todas las licencias concedidas a Qatar Airways y ordenó el cierre de sus oficinas en el plazo de 48 horas.
La denegación del espacio aéreo obliga a los aviones cataríes a pasar por Irán, Irak y Jordania antes de continuar hacia el sur de Europa o el norte de África, o sobrevolar Irán y Turquía en los vuelos hacia Europa del Norte y Central y la región del Atlántico Norte.
Al boicot diplomático de Catar se sumaron posteriormente Libia, Yemen, Maldivas, Mauritania y Comoras; Jordania y Yibuti redujeron el nivel de sus lazos diplomáticos con Doha; Senegal, Chad y Níger llamaron a consultas a sus embajadores en Catar.
El Gobierno de Catar lamentó el bloqueo diplomático al calificarlo de "injustificado", y aseguró que todas las acusaciones carecen de fundamento.
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