Ante el próximo referéndum del 23 de junio en el que se decidirá la permanencia de Gran Bretaña en la Unión Europea (UE), los empresarios del continente, y, en menor medida, losbritánicos, se muestran alarmados ante las consecuencias negativas que un Brexit podría tener en Europa. Del estudio «El Futuro de Europa 2016», elaborado por Grant Thornton, se desprende que un 78% de los directivos empresariales de la Eurozona consideran que la salida del Reino Unido («Brexit»)tendría consecuencias negativas o muy negativas para Europa. Esto supone un aumento de 14 puntos respecto a los resultados del año pasado, obtenidos cuando el referéndum del próximo 23 de junio era aún una promesa electoral de los tories.
El informe, realizado en 11 países de la Eurozona más Reino Unido, Suecia y Polonia, muestra que los irlandeses son los empresarios más preocupados por esa posibilidad, con un 96% que prevé un impacto negativo. Les siguen alemanes (89%), griegos (86%) y españoles (84%). En Lituania, Francia y Holanda, el porcentaje de empresas preocupadas se mantiene ligeramente por debajo del 70%.
En el propio Reino Unido, un 68% de los empresarios reconoce el impacto negativo que tendría el «Brexit» en Europa; mientras que un 8% cree que sería positivo y un 18% no ve un efecto significativo.
La visión de las empresas británicas sobre el impacto de un posible «Brexit» apenas se ha modificado respecto al año pasado
«Europa vive un momento comparativamente dulce en lo macroeconómico y nuestros datos indican que el optimismo de los empresarios europeos se sitúa por encima de la media global. Se diría que en ninguna de las dos orillas del Canal se contempla en el fondo la posibilidad de que gane la salida. Al mismo tiempo, aunque el escenario de permanencia del Reino Unido en la Unión Europea es sin duda el más probable, lo cierto es que el `Brexit` tendría un potencial alto de disrupción para la economía europea y, por tanto, es hasta cierto punto lógico que se contemple con preocupación por parte del mundo empresarial», comenta Álvaro Sanmartín, Chief Economist de Grant Thornton y asesor del fondo Alinea Global.
Aunque la visión de las empresas británicas sobre el impacto de un posible «Brexit» apenas se ha modificado respecto al año pasado, sí se ha suavizado su postura ante la integración europea. Así, el porcentaje de empresarios que rechazan cualquier avance en este sentido ha pasado de una mayoría del 62% en 2015 al 45% este año.
El euroescepticismo de los empresarios en la zona euro, medido como el porcentaje de aquellos que no desean una mayor integración europea, también ha bajado y se sitúa en el 9%, dos puntos menos que en 2015.
Los empresarios más euroescépticos
Finlandia es, con diferencia, el país de la Unión Monetaria con un empresariado más euroescéptico: un 56% de sus directivos se muestran en contra de cualquier tipo de integración. En el otro extremo se encuentrna Holanda (2%), Italia (4%), Alemania (4%) o España (6%).
El panorama es más complicado en cuanto al tipo de integración preferida. El apoyo medio en la Eurozona es sensiblemente mayor para la integración económica (71%) que para la política (56%).
Alemania (81%), Italia (68%) y Grecia (66%) son los países que más abogan por una mayor integración política. Esta vía cuenta en cambio con pocos apoyos en Finlandia (16%) y los países bálticos. Los germanos lideran también el entusiasmo empresarial en cuanto a la integración económica, favorecida por el 84% de los encuestados. También aquí los directivos finlandeses muestran mucho menor interés (22%).
Llama la atención el caso de España, donde ha caído en picado el apoyo tanto a una mayor integración económica (52% frente al 82% de 2015) como política (34% frente a 48%).
En lo que sí coinciden casi todos los encuestados es en el apoyo al euro. Según el estudio, el porcentaje de empresarios de la Eurozona que preferirían abandonar la moneda única se sitúa en un ínfimo 3% de media. Solo en Letonia, que adoptó el euro en 2014, hay un porcentaje significativo del 20% que desea volver a su moneda anterior. En España, el 97% de los empresarios aboga por permanecer en el euro.
Principales amenazas
Pese a la importancia concedida al «Brexit», los empresarios europeos consideran que las principales amenazas para la estabilidad de la UE siguen estando en los grandes retos macroeconómicos. El crecimiento lento, el desempleo y los altos niveles de endeudamiento de los estados constituyen los riesgos para la estabilidad económica de la UE más señalados por los encuestados.
En menor medida, el auge de los partidos nacionalistas, como principales representantes del antieuropeísmo, preocupa bastante en Alemania (20%) y en España (14%). En el caso de nuestro país el nacionalismo es probablemente también interpretado en el contexto de la situación en Cataluña.
La inmigración desde fuera de la UE es considerada como una amenaza a la estabilidad económica
La inmigración desde fuera de la UE es considerada como una amenaza a la estabilidad económica europea por un porcentaje importante de empresarios bálticos (alrededor de un 40% en Lituania y Letonia y un 28% en Estonia), pero apenas es señalada en los países del sur. En Grecia, situada en el ojo del huracán de la crisis migratoria, el porcentaje de los que consideran este factor como una amenaza económica solo alcanza el 14%.
En España un 38% de los encuestados señala el alto desempleo como la principal amenaza. Al paro le sigue el bajo crecimiento (29%), el ya mencionado auge de los partidos nacionalistas (14%) y los altos niveles de deuda soberana que ya sólo preocupan a un 9%.
«A pesar de la mejora macro de los últimos trimestres, la visión de los empresarios sobre el futuro de la UE sigue estando muy marcada tanto por las incertidumbres que afectan al escenario actual como por el recuerdo traumático de la crisis. En todo caso, el propio hecho de que la Unión haya sido capaz de superar mal el que probablemente ha sido el peor de sus momentos es un motivo de esperanza. Una resolución favorable del referéndum británico el próximo 23 de junio permitiría despejar la que es quizás la principal amenaza para la recuperación europea en el corto plazo», concluye Álvaro Sanmartín.
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