La Gendarmería vigila cada rincón entre Irun y Hendaya

  11 Junio 2016    Leído: 650
La Gendarmería vigila cada rincón entre Irun y Hendaya

El comienzo de la Eurocopa en Francia ayer por la noche con un encuentro entre el combinado galo y Rumanía ha provocado que cada rincón entre España y Francia esté siendo vigilado de manera exhaustiva por la Gendarmería. Desde el pasado lunes han vuelto las cabinas de control a los puentes de Behobia y Santiago que unen Irun y Hendaya, una imagen que recuerda a los años ochenta. Los ciudadanos que viven a un lado y al otro del Bidasoa se han tenido que acostumbrar al aumento de la presencia policial, que está causando más de un quebradero de cabeza, como consecuencia de la probabilidad que existe de un atentado yihadista en el país que dirige François Hollande.


La presencia policial en torno a la frontera está siendo significativa desde el comienzo de la semana. Varios son los puntos entre ambos países que están siendo vigilados al detalle por la Gendarmería francesa. Así, se han reforzado los controles, y se realizan de manera permanente las veinticuatro horas del día en la autopista, en Biriatou, en la estación de tren de Hendaya y en la de Euskotren -se pide la documentación de los viajeros-, además de la zona de atraque del barco que realiza la ruta entre Hondarribia y Hendaya sobre el río Bidasoa donde los viajeros de la barca deben bajar ante la atenta mirada de dos gendarmes. Además de estos tres puntos, también se están llevando a cabo controles «muy frecuentes» en el puente de Behobia y en el de Santiago, lugar en el que se han instalado cabinas para los agentes.

«Los atascos se deben a la seguridad, así que bienvenidos»
Ayer tuvo lugar en Luxemburgo el Consejo de Ministros comunitarios del Interior, donde el ministro del ramo en funciones, Jorge Fernández Díaz, aseguró que Francia ha pedido cooperación y España ha decidido enviar dos equipos de Tedax compuestos por dos personas cada uno, además de efectivos de la Policía Nacional que acompañarán a los aficionados españoles que se desplacen a Francia. Estos agentes se coordinarán con los equipos galos y se situarán en los lugares que ellos determinen, con una «cooperación muy intensa en los pasos fronterizos», añadió.

Quienes más están notando las consecuencias que pueden acarrear el aumento de los controles son los transportistas. Aunque para intentar mitigar los problemas, los responsables policiales subrayan que intentan coordinarse de la mejor manera posible. «En todos los controles, trabajamos con Vinci Autoroutes, sociedad que gestiona la A-63, para abrir más cabinas de peaje y luego cerrarlas para no crear atascos. Lo que ocurre es que hay determinados momentos en los que se registra un gran flujo de camiones. Nosotros desplegamos el máximo número de agentes para que haya los menos problemas posibles», explica Luc Tarayre, director departamental de la Policía de Fronteras francesa.

Asimismo, reconoce que «durante los controles, se abren 4 o 5 vías de peaje (sobre 10) para que los controles sean más eficaces. Si hay atascos, podemos abrir 2 o 3 más. Además, estamos en coordinación permanente con las autoridades españolas, a través del centro de cooperación policial aduanera de Hendaya, en la que hay policía de los dos lados de la frontera, incluida la Er-tzaintza, para intentar que el atasco sea lo menor posible».

Para las empresas que se dedican al transporte, la situación comienza a ser insostenible. Ignacio Cepeda, presidente de Guitrans, la Asociación Empresarial Guipuzcoana del Transporte de Mercancía, reconoce que «si esto se mantiene así, las pérdidas económicas van a ser inasumibles, porque cada hora que un camión permanece parado en una retención el transportistas pierde 55 euros, lo que en muchas ocasiones además provoca que la mercancía no pueda llegar a tiempo a su destino».

Desde Guitrans han elaborado una fotografía del coste que suponen estas retenciones, provocadas por el aumento de la presencia policial desde el pasado 13 de noviembre, día en el que tuvieron lugar los sangrientos atentados de París. La primera conclusión a la que han llegado es que «los atascos están siendo diarios». Y es que en estos siete meses ha habido retenciones en 168 días -de 209 jornadas, es decir, el 80% de los días-, unas 528 horas, una media de 3,5 kilómetros al día y tres horas de caravanas diarias.

Estrés

Desde Hiru, el sindicato de transportistas autónomos de Gipuzkoa, también subrayan que la situación comienza a ser ya insufrible. Además del perjuicio económico que puedan conllevar las retenciones, también, la salud de sus conductores comienza a resentirse. «Los camioneros lo están llevando mal. Poco a poco están empezando a perder la paciencia», reconoce Jaione Ugalde, responsable del sindicato. Varios de sus asociados ya les han trasmitido que comienzan a conducir con mucho estrés : «Cualquiera pude imaginar lo que supone conducir en esa situación. Estas prisas son las que nos llevan a la precariedad».

El problema que se vive en la frontera ha llegado hasta las más altas instancias del Estado. Según pudo saber este periódico, a petición de la Federación Interregional de Asociaciones de Transporte (Fitrans), el Comité Nacional del Transporte de Mercancías (CNTC) pidió hace varias semanas una reunión con representantes del Ministerio de Interior para abordar la situación que se está viviendo en la frontera, a consecuencia de las retenciones, provocadas por el aumento de los controles policiales. La cumbre se celebró la semana pasada entre el presidente de la CNTC, Ovidio de la Roza y el jefe de Área del Gabinete de Coordinación y Estudios del Ministerio del Interior, Carlos Meca, donde entre otras cuestiones departieron sobre la problemática que se está viviendo en las carreteras del territorio. Ahora habrá que esperar a que esas conversaciones den sus frutos.

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