"Los macacos pasan mucho tiempo interactuando entre sí. Este estudio puede ser de mucha importancia para entender a los humanos, puesto que, de la misma manera que los primates, pasamos mucho tiempo navegando por el mundo social", declaró la encargada del estudio, Lauren Brent.
Sin embargo, este patrón no se observó en las hembras ancianas. Según los investigadores, esto está vinculado con las diferencias en el comportamiento de las generaciones de primates. El hecho es que los animales de edad avanzada suelen ser más selectivos en cuanto a los vínculos sociales, lo que conduce a la reducción de contactos, pese a la existencia de una familia grande.
De acuerdo con los científicos, los resultados del estudio podrán ayudar a averiguar cómo se relacionaban los hombres de las sociedades primitivas y si esto afectaba su calidad de vida y su supervivencia.
"Los humanos y los macacos compartieron un antepasado común hace unos 25 millones de años, por lo que podemos tener alguna idea por estos primos lejanos sobre cómo era la vida de nuestros antecesores en las sociedades preindustriales", concluyó Brent.
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