Saque inicial. Ya no es necesario que quien ponga el balón en juego al comienzo del primer o segundo tiempo lo haga hacia delante. Ahora se puede ceder la pelota en la dirección que se quiera.
Matices al penalti y expulsión. Quizá se trate del cambio más relevante. Los rectores del fútbol han considerado abolir el triple castigo –penalti, tarjeta roja y sanción- en ciertas jugadas aunque haya una clara ocasión de gol. Si el adversario trata de interrumpir la jugada con una noble disputa, sin agarrar, empujar o derribar sin más, se sancionará la pena máxima y solo verá tarjeta amarilla aunque fuera el último oponente antes del posible gol. “La regla anterior era demasiado castigo para quien intenta hacer su trabajo honestamente y tan solo llega tarde a la jugada”, ha dicho Pierluigi Collina, jefe de los árbitros de UEFA.
Ojo de halcón. Se aplicará la tecnología para comprobar si el balón traspasa o no por completo la línea de gol, lo que bien hubieran agradecido Michel, con su “gol no gol” a Brasil en el Mundial de 1986 y el inglés Lampard, en la misma situación ante Alemania en Sudáfrica 2010, por citar algunos casos sonados. Eso sí, los árbitros no consentirán una sola protesta. Quien discuta siquiera la sentencia tecnológica será amonestado.
Mayor poder arbitral. Desde el momento en el que el primer colegiado y sus ayudantes salten a inspeccionar el terreno de juego –lo que por lo general sucede al menos una hora antes del comienzo del encuentro- tendrán ya la máxima autoridad sobre el evento. Si, por ejemplo, un jugador insulta a otro durante el calentamiento podrá ser inmediatamente expulsado, pero no castigado con tarjeta amarilla, la que solo se puede mostrar una vez que se inicie el choque.
Los lesionados no salen del campo. Ya no será obligatorio que el jugador atendido médicamente en el césped deba abandonar el terreno para volver a participar, lo que, inexplicablemente, daba ventaja en muchas ocasiones al infractor. Salvo, claro está, disimulo con “muerte” transitoria para cortar el ritmo al rival o perder tiempo.
Cuarta sustitución. Se autoriza un cuarto cambio en el tiempo de prórroga, lo que no es baladí. Real Madrid y Atlético hubieran tirado confetis en la reciente final de la Liga de Campeones, con reguero de acalambrados sobre el campo.
Beber agua lleva tiempo. En caso de que el juego se interrumpa porque uno o varios jugadores se refresquen, el árbitro tomará nota del tiempo perdido y se sumará al de prolongación igual que con las sustituciones u otros incidentes.
Fuera de juego sin extremidades. Las piernas y brazos dejan de contar para el “off-side”.
Prohibido el “panenka”. Solo se permite la “paradiña”, la finta, antes del inicio de la carrera al lanzar un penalti. En caso contrario, de hacerse justo antes del golpeo, el jugador será castigado con amarilla. Una afrenta al gran Antonin Panenka, que dejó sellada para la posteridad su genialidad en la final de la Eurocopa de 1976, con su insólita ejecución ante el alemán Seep Maier. El próximo día 20 se cumplen 40 años de aquella obra de arte ahora fulminada.
Interrupciones desde el banquillo. Si algún suplente o miembro del equipo, técnico, delegado, médico o masajista, interrumpe le juego el árbitro no solo tiene derecho a pitar falta en su contra, sino incluso penalti. Hasta la fecha era falta o bote neutral.
Vestimenta. Los jugadores que decidan llevar calentadores tendrán que elegirlos del mismo color que el pantalón.
Vídeoarbitraje. Algunas competiciones de Alemania, Australia, Brasil, Holanda, Estados Unidos y Portugal servirán de probeta para ensayar el vídeoarbitraje. La FIFA pretende desarrollar una prueba general en el Mundial de 2016 en Japón y autorizar el uso generalizado en 2017. Habrá árbitros asistentes de vídeo que informarán al colegiado de campo sobre diversas acciones, pero nunca sobre los fueras de juego.
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