En su estudio el equipo ha analizado registros médicos electrónicos de 786 mujeres que acudieron a un centro académico de fertilidad entre los años 2004 y 2015. Las participantes también rellenaron un cuestionario en el que especificaron si realizaban actividades demasiado exigentes físicamente y si sus horarios laborales eran irregulares o las obligaban a trabajar de noche.
Los investigadores compararon estos datos y llegaron a la conclusión de que el rendimiento ovárico era más alto en las mujeres que afirmaron nunca haber levantado o movido objetos pesados ni haber trabajado turnos largos ni nocturnos.
A su vez, las participantes que afirmaron lo contrario tenían menos óvulos maduros, una baja reserva ovárica y una menor cantidad de folículos antrales, que son los indicadores del número de huevos inmaduros que quedan en el ovario. El impacto negativo de estas actividades se notaba más en las mujeres mayores de 37 años y con un índice de la masa corporal superior a 25.
Pero el efecto más impactante en la producción de los ovarios lo tenían las jornadas laborales nocturnas. Su impacto resultó ser dos veces mayor que el de los trabajos físicos duros.
HispanTV.es
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