Un avión de la línea holandesa KLM, a punto de despegar con los depósitos repletos de combustible, y otro vuelo de PanAm 1736, que rodaba por las pistas para dar el salto a la isla Gran Canaria, impactaron en la pista.
Era un día con una espesa niebla en un aeropuerto que por un día se había convertido en caótico después de que el vecino aeropuerto de Gran Canaria fuese cerrado porque el MPAIAC (Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario) hizo estallar una pequeña bomba en la floristería de la terminal.
Por este motivo, el aeropuerto de Los Rodeos, al norte de la isla de Tenerife, tenía mucho más tráfico del habitual.
Debido a la escasa visibilidad, a los fallos en las luces de pista y a errores humanos en el despegue, los dos aviones terminaron chocando a pesar de los intentos de esquivarse cuando finalmente se vieron.
El avión de KLM rozó al de PanAm pero finalmente se estrelló contra el suelo y se incendió debido a que llevaba la carga de combustible llena, por lo que ninguno de sus 248 ocupantes sobrevivió.
El Boeing de PanAm sufrió gravísimos daños y también se incendió, pero más de 70 de sus 396 ocupantes lograron salvarse.
Sputnik
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