Un equipo encabezado por Henrietta Mann asegura que esa bacteria, nueva para la ciencia, se caracteriza por habitar ambientes extremos de las profundidades —donde la salinidad del agua varía producto de la evaporación— y por adherirse con facilidad a superficies de acero.
Adaptada a ese medio hostil, los especialistas encontraron a la 'Halomonas titanicae' junto a restos de las 47.000 toneladas de metal de la estructura del trasatlántico, que se hundió poco después de zarpar del puerto británico de Southampton, el 10 de abril de 1912. Así, el microorganismo se encarga de acelerar la corrosión, con lo cual los especialistas estiman que dentro de alrededor de 14 años podría no quedar nada del otrora imponente Titanic, al que "ni Dios podía hundir".
Tras comprobar la capacidad de oxidación de las bacterias que se adhieren a las superficies de acero, los científicos concluyeron que la 'Halomonas titanicae' es una de las tantas que habitan entre los restos de los barcos hundidos.
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