Los hechos sucedidos hace un siglo ejemplifican “las matanzas masivas, la limpieza étnica, las expulsiones y los genocidios que marcaron el siglo XX de una manera tan terrible”, asegura el texto, que incluye una autocrítica por el papel en la masacre del Imperio alemán, aliado entonces de los otomanos. La resolución, pactada previamente por democristianos, socialdemócratas y verdes, contó solo con un no y una abstención. La iniciativa es fruto de la presión de los diputados en contra de los intereses de los líderes de la gran coalición, a los que el choque con Erdogan puede dar más de un dolor de cabeza. En la sesión parlamentaria no participaron ni la canciller Merkel ni el ministro de Exteriores, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier. Tras la votación, un grupo de armenios invitados al Bundestag mostraron carteles en los que habían escrito: “Gracias”.
El presidente federal, Joachim Gauck, ya se refirió el año pasado a lo ocurrido un siglo antes como “genocidio”. Pero la resolución parlamentaria llega ahora en un momento mucho más complicado. El pacto migratorio pactado con Turquía a instancias de Merkel choca con la negativa de Erdogan a aceptar las exigencias europeas sobre la legislación antiterrorista y con un tono cada vez más bronco del presidente turco. La oposición reprocha a la canciller haberse echado en manos de Erdogan tras años de desinterés. “Merkel ha viajado más a Turquía en estos diez meses que en sus primeros diez años de mandato”, decía esta semana el diputado verde Cem Özdemir, impulsor de la resolución, en una reunión con periodistas extranjeros.
Merkel ha recibido esta semana llamadas del presidente Erdogan y del primer ministro, Binali Yildirim, en las que instaban al “sentido común”. Erdogan advirtió el martes de que la aprobación de la resolución en el Bundestag “dañará naturalmente los lazos diplomáticos, económicos, políticos y militares” entre ambos países.
La respuesta tradicional de Ankara a los diferentes estados que han calificado de “genocidio” lo que en Turquía es habitualmente señalado como “los hechos de 1915” ha sido la llamada a consultas de sus embajadores y un enfriamiento de las relaciones, como ya ocurrió con Francia en 2011 y Austria el pasado año. Sin embargo, han sido medidas temporales y al cabo de unos meses, la situación ha regresado a la normalidad.
En esta ocasión, el primer ministro Yildirim ha pedido que se “deje a los historiadores” investigar sobre el pasado, en lugar de utilizarlo “con fines políticos”. Turquía reconoce la muerte de cientos de miles de armenios durante las deportaciones ordenadas por el entonces Imperio Otomano en 1915 pero arguye que se produjeron dentro de un contexto de violencia generalizada –decenas de miles de turcos, kurdos y circasianos también fallecieron a manos de los armenios en Anatolia Oriental-. Los historiadores oficialistas turcos mantienen que la deportación de diversas minorías –armenios, griegos, siríacos y, en menor medida, kurdos- durante la Primera Guerra Mundial fue necesaria ya que parte de ellos había tomado las armas y se había aliado con el invasor ruso. En los últimos años, Erdogan ha enviado en varias ocasiones mensajes de condolencias a los familiares de las víctimas de esa época subrayando “el dolor común” de turcos y armenios, e incluso en 2014 llegó a calificar de “inhumanas” las deportaciones llevadas a cabo por el Gobierno otomano.
Lo que Turquía rechaza es la acusación de genocidio que se le achaca al estado del que es sucesor legal, el Imperio Otomano, algo que “carece de fundamento alguno”, según una resolución conjunta de tres de los cuatro grupos políticos del parlamento turco (islamistas, socialdemócratas y nacionalistas). Según este texto, la proposición alemana es además “contraria a la legalidad” ya que ignora un veredicto del Tribunal Europeo de Derechos Humanos del pasado octubre en el que se absolvió al político turco Dogu Perinçek de la pena que se le había impuesto en Suiza por negar el genocidio. Alegaba la corte de Estrasburgo que no hay consenso sobre la calificación de lo ocurrido en 1915 ya que el crimen de genocidio no se definió como tal hasta 1948.
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