¿Es verdad que las redes sociales nos hacen más infelices?

  01 Junio 2016    Leído: 587
¿Es verdad que las redes sociales nos hacen más infelices?
Hay estudios científicos que concluyen que entre más las usas, más insatisfecho puedes sentirte.
El 25 de abril de 2016, el presidente Enrique Peña Nieto declaró que en México “el ánimo está caído y que hay un mal humor social”. Un mes después, durante una entrevista con el diario La Jornada, el mandatario atribuyó esta situación a las redes sociales: “No es un tema privativo de México. Las redes sociales han tenido impacto, sin duda, en el humor, porque obviamente hay expresiones de todo tipo. Libres. En México no hay censura de ningún tipo. Las redes han impreso, sin duda, un cambio al sentir social, al humor social, a las formas de expresión”.

El presidente mexicano considera que “en buena medida las redes se han convertido en la plaza pública, donde escuchas distintas voces y expresiones. Tienen impacto en distintos segmentos de la población. Pueden ser opiniones bien fundamentadas o no”. ¿Es esto cierto? ¿Pasar mucho tiempo frente a una pantalla viendo las actualizaciones de tus conocidos puede cambiar tu humor? ¿Ayuda a tu autoestima saber qué está haciendo y en dónde otra persona? ¿Esta información puede llegar a deprimirte? En los últimos años se han efectuado diversos estudios que buscan corroborar estos datos.

La popularidad que han ganado las redes sociales se debe a que permiten a los individuos compartir contenidos y establecer relaciones interpersonales. Eduardo Quijano Tenrreiro, profesor e investigador del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) comparte esta visión. “La pura posibilidad de intercambiar información de manera libre, es decir, la democratización del uso de la información es en sí mismo una ventaja social. Ese hecho tiene muchos ángulos positivos y eso hay que reconocerlo como punto de partida”, señala a Verne en entrevista telefónica.



Hasta ahí todo suena maravilloso. Sin embargo, estudios realizados por distintas instituciones han demostrado que el uso de redes sociales tiene un impacto en la conducta de los seres humanos. Por ejemplo, en el estudio de 2013 Facebook Use predicts declines in Subjective Well-Being in Young Adults (El uso de Facebook predice una disminución en el bienestar subjetivo del usuario) la Universidad de Michigan (UM) establece que, en apariencia, Facebook proporciona un recurso inestimable para satisfacer la necesidad humana básica de conexión social, pero en lugar de mejorar el bienestar lo socava.

Los científicos usaron el sistema de muestreo para medir lo que pensaban y sentían los participantes. La evaluación del bienestar se realizó por medio del envío de cinco mensajes de texto aleatorios: ¿Cómo te sientes? ¿Qué tan preocupado estás ahora? ¿Qué tanto has usado Facebook desde la última vez que te preguntamos? ¿Qué tanto has interactuado directamente (encuentros cara a cara) con otras personas? y ¿Qué tan solo te sientes? fueron las preguntas que recibieron las personas durante dos semanas.

La investigación detectó que los niveles de satisfacción con la vida de los participantes se redujeron a la largo de la investigación con el uso constante de Facebook. También se notó que las interacciones directas con otros individuos hicieron que los participantes se sintieran mejor. El estudio advierte en sus conclusiones que no es posible adjudicar un cambio de un humor a uno solo factor, como el uso de Facebook, pero que éste podría tener una influencia significativa y constante en estos cambios.



Por otra parte, en una investigación realizada conjuntamente por las universidades alemanas Humboldt y la Técnica de Darmstadt, también en 2013, se concluyó que una de cada tres personas se siente mal y más insatisfechas después de visitar Facebook. Envy on Facebook: A Hidden Threat to Users’ Life Satisfaction (La envidia en Facebook: una amenaza escondida para la satisfacción del usuario) descubrió que la razón es que sienten envidia, la cual se deriva en frustración, amargura y soledad.

Para Quijano, estos estudios no comprueban una relación directa entre el uso de las redes y la felicidad, pero sí denotan cambios de conducta. De acuerdo con él, para entenderlos es necesario saber para qué se usan las redes sociales: “Se utilizan para interacción social, búsqueda de información, entretenimiento, relajación. Sirven para enterarse y hablar de cosas que están en el ambiente y, claro, saber de otros, pero el usuario no solo busca eso, también busca una interacción placentera. Se debe entender que el mundo que se representa ahí es uno inexistente aunque esté referido a la realidad. La depresión proviene cuando te das cuenta de que hay algo que no puedes alcanzar”, explica.

Según el estudio de 2013, las interacciones de Facebook que más afectan las emociones de los usuarios son la publicación de fotografías, la posibilidad de dar like a esas imágenes y la opción de comentar y opinar sobre ellas. Todas esas funciones conforman la razón de ser de Instagram, por ejemplo.

Para Catalina Toma, académica de la Universidad de Wisconsin-Madison, las fotografías, likes y comentarios son los aspectos de la experiencia de Facebook que más impulsan la baja autoestima. Así lo expresa en el artículo Selfie-Loathing (del término self-loathing que significa odiarse o despreciarse a sí mismo) de la web Slate. De acuerdo con Hanna Krasnova, coautora de la investigación “Envy on Facebook: A Hidden Threat to Users’ Life Satisfaction antes mencionada, una fotografía puede provocar una comparación social inmediata y desencadenar sentimientos de inferioridad. "Uno recibe más señales explicitas e implícitas de personas felices, adineradas y exitosas de una foto que de una actualización de estado", señala

Existe otro sentimiento que puede surgir y esparcirse en redes sociales: el enojo. Un estudio de la Universidad de Beihang en China analizó millones de publicaciones e interacciones en Weibo (una plataforma similar a Twitter en ese país) y encontró que los mensajes o interacciones relacionadas con el enojo eran mucho más comunes que cualquier otra emoción, especialmente la alegría. Sus autores también concluyen que los usuarios con un mayor número de amigos o seguidores tienen más influencia emocional sobre los demás.




El uso de las redes sociales en internet no se puede satanizar ni aplaudir. Son herramientas de comunicación rápidas y efectivas, pero es evidente que tienen efectos en la conducta del ser humano. Pueden cambiar su humor, aislarlo y hasta cierto punto deprimirlo. Si se sabe esto, entonces ¿por qué se utilizan cada vez más? La respuesta es sencilla: “El ser humano es un ente social y necesita satisfacer una necesidad de pertenencia”, así lo explica Néstor Fernández Sánchez, doctor en psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en entrevista telefónica.

“Las redes sociales dentro y fuera de internet le permiten al ser humano manifestar su estado anímico. Así como un individuo necesita tener un equilibrio biológico, igual sucede con el equilibrio emocional”, agrega Fernández. “Necesitamos tener un referente sobre lo que sucede en nuestro entorno para tener un parámetro y decir si estoy bien o mal emocionalmente. También nos sentimos bien cuando manifestamos nuestros sentimientos y alguien los comparte. Esto hace que pensemos que no somos los únicos. En las redes sociales por internet el punto medular es el tiempo de respuesta, pues es casi inmediato”.

Esta inmediatez es la que, de acuerdo con Fernández, también ha propiciado que el humor social se manifieste: “Antes podía estar inconforme y no pasaba de ahí. Ahora la gente comparte, está de acuerdo y reproduce. Las redes sí afectan el humor social, pero más de tendríamos que analizar que primero facilitan la manifestación del humor. Cuando este se hace colectivo se vuelve parte de la psicología social, se envuelve a los demás en ese estado anímico y se vuelve parte del humor social”, asegura.

Desde el punto de vista del Doctor Fernández, gran parte de México está insatisfecho con su Estado y el gobierno federal y las redes ayudan a manifestarlo, pero también hay gente que es feliz. “Todo depende del individuo y de su manera de ver las cosas. Es cierto las redes sociales y el internet pueden generar ansiedad, pero en los estudios más adelantados se ha detectado que no es internet, es el sujeto”, añade.

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