Residentes de los pueblos de Kadena y Chatan y de la ciudad de Okinawa, en la perfectura de la isla, habían denunciado que el ruido de los aviones de la base de Kadena, que alberga a alrededor de 22.000 soldados estadounidenses, a sus familiares y a empleados japoneses, les impide dormir y afecta de forma negativa a su salud.
Pese a que el impacto del ruido se había convertido en un problema social en los años setenta alrededor de la base militar, los gobiernos de Estados Unidos y Japón no han tomado medidas preventivas fundamentales hasta hoy y los daños ilegales han quedado sin resolver”, dijo el juez Tetsuya Fujikura.
El daño “ha causado dolor mental, alteración del sueño y un aumento en el riesgo de efectos negativos para la salud debido al desarrollo de presiones arteriales elevadas”, afirmó el juez que presidía el tribunal, Tetsuya Fujikura.
“Pese a que el impacto del ruido se había convertido en un problema social en los años setenta alrededor de la base militar, los Gobiernos de Estados Unidos y Japón no han tomado hasta hoy medidas preventivas fundamentales y los daños ilegales han quedado sin resolver”, agregó el juez.
La isla japonesa de Okinawa es escenario de una importante presencia militar estadounidense, en el marco de un tratado de seguridad firmado entre Washington y Tokio en 1951, que también incluye la inmunidad de los estadounidenses.
Los residentes de la isla han protestado numerosas veces contra la presencia de tropas estadounidenses en su suelo. Dicen que provocan inseguridad, tanto por los ingentes delitos que comete el personal militar estadounidense, como por los accidentes de los aviones norteamericanos en las proximidades de sus bases aéreas.
HispanTV.es
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