“Juncker cree que ha llegado la hora de reafirmar el mandato dado a la Comisión Europea para continuar las conversaciones del TTIP [el tratado comercial con Estados Unidos, por sus siglas en inglés]”, ha explicado este lunes un portavoz comunitario. Bruselas pretende acabar con el doble rasero que emplean los mandatarios al calor del creciente rechazo social que suscita ese intento de homogeneizar las condiciones de comercio y de inversión entre los dos bloques. En público, algunos líderes critican la deriva de las discusiones –incluso abiertamente, como el presidente francés, François Hollande-, pero al mismo tiempo permiten que la Comisión continúe con las discusiones.
Aunque no es la primera vez que el brazo ejecutivo de la UE pide a los gobernantes que reiteren su apoyo al TTIP, la iniciativa trata de responder a los numerosos embates que sufre ahora esta negociación. La reciente filtración de documentos confidenciales –divulgados por Greenpeace- que aireaban la posición estadounidense ha reavivado los temores a que un acuerdo con Washington para armonizar regulaciones debilite la protección europea al consumidor. La sociedad civil se opone cada vez más enérgicamente y los mandatarios evitan contradecirla. Al obligarlos a manifestarse, Juncker espera “una fuerte señal política” de los Veintiocho para avanzar en el diálogo.
Los jefes de Estado y de Gobierno ya se pronunciaron sobre el TTIP en las cumbres de marzo y diciembre de 2015. En ambos casos reiteraron su apoyo, aunque a mediados de mayo Austria lamentó por escrito las “continuas reticencias de Estados Unidos a hacer concesiones en muchos sectores” y expresó inquietud por las “dudas públicas sobre la sustancia de un posible acuerdo comercial entre la UE y Estados Unidos”. Un aviso, en el marco de una reunión de ministros de Agricultura, que podría extenderse ahora a otros países.
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