Esos antibióticos de último recurso constituyen la última línea de tratamiento contra las infecciones bacterianas que han resistido a cualquier otro medicamento, con lo cual hoy en día no existen otras alternativas terapéuticas. En concreto, en 2015 se encontraron en China bacterias resistentes a dos de esos medicamentos, la colistina (polimixina E) y carbapenemas.
Tras diversas investigaciones, algunos especialistas concluyen que el origen de los genes de resistencia que han encontrado en diversos hospitales se encuentra en las granjas chinas que añaden antibióticos a los piensos para animales, en donde un tercio de la bacterias `E.coli` son inmunes a carbapenemas y la cuarta parte a la colistina.
Estos científicos han encontrado un alto nivel de bacterias resistentes a los fármacos en las heces de perros y moscas que se encuentran en algunos de esos lugares —como criaderos de pollos—, con lo cual los insectos alados serían los responsables de transportar microbios inmunes de las granjas a las ciudades.
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