Según las palabras del contralmirante Chris Parry, el Ministerio de Defensa británico invirtió en el desarrollo de potentes sistemas de defensa aérea y antimisiles, pero no se preocupó por la defensa contra submarinos. Mientras tanto, por ejemplo, los submarinos rusos del proyecto 636 asombran a los expertos navales por el poco ruido que producen; no en vano han sido llamados los "agujeros negros" rusos.
Gracias a esta característica, podrían detectar a los destructores británicos a una distancia de 100 millas marítimas (más de 180 kilómetros) explica el diario, ya que estos últimos resultan bastante ruidosos para esta clase de buque.
Cada uno de los destructores británicos, destaca el rotativo, tiene un precio de 1.000 millones de libras esterlinas (1.250 millones de dólares aproximadamente).
Anteriormente, un informe del Parlamento británico había criticado el "deplorable" estado de la Armada Real, y exigía al Gobierno de Theresa May garantías presupuestarias y un calendario con plazos firmes para la renovación de la flota de guerra.
Los fallos de la Armada británica salieron a la luz cuando el destructor Duncan, uno de los más nuevos, quedó fuera de servicio por un fallo total de propulsión mientras formaba parte en unas maniobras de la OTAN.Sputnik
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