Es un hecho innegable que para la parte armenia la expresión de apoyo a la integridad territorial en los acuerdos internacionales no tiene ningún significado. Para demostrarlo, conviene recordar el proceso de adhesión de Armenia a la Declaración de Alma Ata y la forma en que violó flagrantemente este acuerdo. Todo el mundo es consciente de las reservas formuladas por la parte armenia al adherirse a la Declaración de Alma-Ata, a las que hace referencia constantemente, así como de la existencia de legislación vigente que se opone al reconocimiento de Karabaj como parte integrante de Azerbaiyán.
Así consta en el comentario del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Azerbaiyán, Aykhan Hajizadeh, en relación con las declaraciones realizadas por el primer ministro armenio en una entrevista concedida a la televisión pública.
Según él, el intento del primer ministro de argumentar sus afirmaciones haciendo referencia a la disposición de la Constitución sobre la prioridad de los tratados internacionales, a los que Armenia se ha adherido y ratificado, sobre las leyes nacionales también carece de todo fundamento.
«Para demostrar lo contrario, basta con examinar el artículo 5 de la Constitución armenia (jerarquía de las normas jurídicas). De acuerdo con esta disposición, la Constitución armenia es la norma jurídica suprema y la disposición sobre la prioridad de un tratado internacional, a la que se refiere el primer ministro, no tiene nada que ver con la Constitución. También es bien sabido que incluso el escudo de armas de Armenia mencionado en el artículo 21 de la constitución armenia refleja las reivindicaciones territoriales de los vecinos de la actual Armenia. Por lo tanto, independientemente del tratado al que se adhiera Armenia, queda claro cuál es el significado de los intentos de preservar la disposición de la Constitución que contradice la integridad territorial de Azerbaiyán por todos los métodos», indicó Hajizadeh, añadiendo que nadie ha olvidado cómo los dirigentes armenios, junto con aceptar la disposición pertinente sobre el apoyo a la integridad territorial en el proyecto de acuerdo de paz debatido desde octubre de 2022, apoyaron paralelamente al denominado régimen y siguieron legitimándolo hasta las medidas antiterroristas de septiembre de 2023.
Además, continuó, sería mejor que la parte armenia, refiriéndose a la integridad territorial sobre la base de las fronteras de 1991 y la Declaración de Alma-Ata, diera explicaciones sobre por qué no ha cumplido estos mapas y acuerdos durante los últimos 35 años aproximadamente, por qué se negó a reconocer las fronteras reflejadas en los mapas soviéticos.
Junto con lo anterior, basta recordar al primer ministro, que se refiere regularmente a las decisiones del Tribunal Constitucional de Armenia, que ya en enero de 2010, cuando la decisión del Tribunal Constitucional acerca de la conformidad de los protocolos sobre la normalización de las relaciones con Türkiye con su constitución se fundamentó en detalle, la parte armenia no renunció a sus reivindicaciones sobre la llamada «Armenia occidental» y la misma lógica y el mismo enfoque fue aplicado por el tribunal cuando tomó su decisión de 26 de septiembre de 2024 sobre la conformidad de los reglamentos de las comisiones fronterizas entre Azerbaiyán y Armenia con la constitución de la República de Armenia y la Constitución de Armenia...». En particular, la decisión del tribunal caracterizó el preámbulo y, en consecuencia, la Declaración de Independencia como «los principios básicos de la condición de Estado de Armenia» y señaló que son disposiciones inmutables, lo que demuestra la magnitud de la amenaza que suponen las reivindicaciones de Armenia sobre el territorio de Azerbaiyán», subrayó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores.
También señaló que la lógica del primer ministro armenio, según la cual estos problemas pueden ignorarse, demuestra que este país no está interesado en una paz sostenible y sólo intenta mantener esta situación como respaldo para una nueva agresión contra Azerbaiyán en el futuro. Al mismo tiempo, los intentos de Armenia de impedir la abolición oficial del Grupo de Minsk, una reliquia del pasado conflicto, y de vincular este proceso a un acuerdo de paz demuestran la existencia de agendas ocultas contra Azerbaiyán. Todo esto demuestra una vez más que cambiar la constitución, que es una amenaza directa para la seguridad nacional de Azerbaiyán, es una condición básica para la paz, y es un derecho legítimo de Azerbaiyán exigirlo.
Etiquetas:
