Como resultado de esa injerencia militar murieron 147 civiles y otros 744 recibieron lesiones graves. El acontecimiento entró en la historia de Azerbaiyán bajo el nombre de 'enero negro'.
El pretexto esgrimido por Moscú para tomar esa drástica medida fue la brutal muerte en Bakú de casi un centenar de armenios como consecuencia de una serie de pogromos organizados en días previos por grupos radicales azerbaiyanos.
Para la mayoría de los azerbaiyanos, sin embargo, la acción pretendía reprimir el movimiento independentista que ya había ganado fuerza en toda la república, alimentado sobre todo por la guerra que hacía un año y medio había estallado en el enclave de Nagorno Karabaj, de mayoría armenia aunque integrado en Azerbaiyán.
Durante la semana previa a la masacre, Bakú se había convertido en escenario de multitudinarias manifestaciones organizadas por el movimiento político opositor Frente Nacional, que encabezaba la lucha por la emancipación de la república.
Las autoridades azerbaiyanas han responsabilizado de la matanza al Partido Comunista y al Gobierno soviéticos y, personalmente, al último dirigente de la URSS, Mijail Gorbachov.
El Ejército soviético, desplegado en el país para ahogar el movimiento nacional y quebrar la voluntad de independencia del pueblo soviético cometió un crimen sin precedentes contra la población civil en completa violación de las normas del derecho internacional, la Constitución de la URSS y de Azerbaiyán.
Etiquetas: