Lo afirma el último informe del Banco Mundial. Eso sí, subrayan sus expertos, "la economía mundial se encuentra en mejor posición de lo que se arriesgaba y ha evitado una recesión global debido principalmente a la fortaleza de la economía estadounidense".
Según Indermit Gill, economista jefe del Grupo del Banco Mundial, las renovadas tensiones geopolíticas a corto plazo y las expectativas para la mayoría de los países en desarrollo a medio plazo hacen temer que "la década de 2020 sea una década de oportunidades perdidas".
La previsión de crecimiento mundial para este año es del 2,4%, frente al 2,6% de 2023. "Esto supone casi tres cuartos de punto porcentual por debajo de la media de la década de 2010", señala el informe del BM.
El comercio mundial preocupa especialmente al BM. Este motor del crecimiento económico en 2024 será mucho mejor que el año pasado, pero se prevé que sea sólo la mitad de la media de la última década antes de la pandemia. Las perspectivas se ven empañadas por numerosos riesgos: las tensiones políticas, las tensiones financieras derivadas de los elevados tipos de interés, la posibilidad de una inflación persistente, un crecimiento más débil de lo previsto en China, la fragmentación del comercio y las catástrofes provocadas por el cambio climático.
El Banco Mundial prevé un modesto crecimiento del PIB del 1,2% en las economías avanzadas, menos que hace un año, y del 4% en las economías en desarrollo, que han experimentado una ralentización de la inversión privada y pública.
Se prevé que el crecimiento de la segunda economía mundial, China, se ralentice del 5,2% en 2023 al 4,5% este año y luego al 4,3% en 2025, el nivel más bajo desde 1990. En términos más generales, China está "reflejando la economía mundial". El Reino Medio se encuentra en una senda de crecimiento descendente que probablemente continuará debido al envejecimiento y la disminución de la población, así como al aumento de la deuda. La crisis inmobiliaria que se ha extendido en el país también está presionando esta ralentización, que "representa un viento en contra para otras economías emergentes", señala el Banco Mundial, en particular aquellas para las que China es un importante socio comercial. En un escenario pesimista, el BM explica que "si el crecimiento de China es un punto porcentual inferior al que proyectamos en 2024, lo que es posible dados los riesgos mencionados, el crecimiento mundial podría disminuir alrededor de 0,2 puntos porcentuales, lo que provocaría importantes efectos indirectos negativos, especialmente para los países en desarrollo".
Por último, el informe analiza el caso de los países exportadores de materias primas (dos tercios de los países en desarrollo). Una gran parte de sus ingresos procede de estas exportaciones, que están sujetas a la volatilidad de los precios. Sin embargo, la volatilidad de los precios lleva a estas economías a alternar periodos de prosperidad y declive. Sus gobiernos tienden a aumentar el gasto cuando los precios de las materias primas suben y a gastar menos cuando los precios bajan, lo que se traduce en un crecimiento económico más lento.
A continuación se detallan las previsiones de crecimiento por regiones: Asia Oriental y Pacífico, 4,5% en 2024 y 4,4% en 2025; Europa y Asia Central, 2,4% en 2024 y 2,7% en 2025; América Latina y el Caribe, 2,3% en 2024 y 2,5% en 2025; Oriente Medio y Norte de África, 3,5% en 2024 y 2025; Asia Meridional, 5,6% en 2024 y 5,9% en 2025; África Subsahariana, 3,8% en 2024 y 4,1% en 2025.
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