El lunes 24 de enero de 2022, pasadas las cinco de la tarde hora local, todo un presidente de Estados Unidos llamó «hijo de puta» a un periodista que simplemente le hizo una pregunta en un acto ante la prensa en la Casa Blanca.
Estábamos un puñado de periodistas, incluido este corresponsal, en la Sala Este de la Casa Blanca en un breve discurso de Joe Biden antes de una reunión del Consejo de Competitividad de la presidencia.
El presidente habló de la economía y sus medidas para fomentar un capitalismo más justo ante destacados ministros como la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, o el fiscal general, Merrick Garland, en una solemne sala dorada, decorada con dos retratos gigantescos de Martha y George Washington, primera familia presidencial.
Cuando el presidente ha acabado de hablar de competitividad, algo que ha hecho por espacio de unos minutos, los periodistas nos lanzamos a gritar preguntas sobre la crisis en Ucrania, y por detalles de su conversación con los líderes europeos unos momentos antes.
Al fin y al cabo el Pentágono acababa de afirmar que ponía en situación de alerta a 8.500 soldados por la amenaza rusa a Ucrania. Era necesario alzar la voz porque el presidente estaba solo, a la otra punta de la sala, presidiendo una mesa con forma de cuadrado. Los periodistas no teníamos micrófonos, pero Biden sí, y no llevaba mascarilla, pues se la quita cuando da los discursos.
El presidente entonces se quejó de que los corresponsales preguntábamos cuando no tocaba, que hoy tocaba hablar de competitividad, y sus asistentes de prensa nos comenzaron a evacuar de la sala. Solo dijo Biden que su reunión por vídeo con los socios europeos había sido excelente, y que ya se explayaría mas.
Entonces el corresponsal de la Fox News, Peter Doocy, se quedó un poco atrás y siguió gritando preguntas, ninguna extemporánea. «¿Cree que la inflación es un riesgo político para usted antes de las elecciones parciales?».
Y ahí, mientras los empleados de prensa de la Casa Blanca nos sacaban de la sala, Biden dijo, ante un micrófono que no estaba apagado, y que no lo había estado en ningún momento: «Es un gran activo. ¿Más inflación? Estúpido hijo de puta».
Lo cierto es que los que salíamos en ese momento de la Sala Este, por el sótano donde están los retratos de las primeras damas, hasta la sala de prensa, en el Ala Oeste, no reparamos en lo que había dicho el presidente. Sin embargo, la comparecencia estaba siendo emitida por internet y la cadena política CSPAN, y el resto del mundo sí la oyó.
Al entrar en la sala de prensa, casi vacía porque es plena pandemia, la corresponsal de la CNN Kaitlan Collins le dijo a Doocy, el insultado: «¿Oíste lo que te dijo el presidente?». Doocy no lo había escuchado, pero pronto era tendencia en redes sociales. Su primera reacción parecía ser de incredulidad.
Cierto es que Doocy tiene sus frecuentes momentos de tensión con el presidente y su portavoz, Jen Psaki, porque es dado a preguntas que en ocasiones son críticas frontales y abiertas. En esta ocasión se limitó estrictamente a formular una pregunta lícita y en el centro del debate político, pues la inflación interanual, del 7%, llega a cotas no vistas desde hace cuatro décadas.
A Collins, la periodista de CNN, Biden ya le faltó el respeto en junio de 2021, en Ginebra, tras una cumbre con Vladímir Putin. «¿Por qué esta confiado de que [Putin] cambiará?». Biden, con el dedo alzado, callándola, respondió: «¿Qué demonios? ¿Qué haces todo el tiempo? ¿Cuándo he dicho yo que esté confiado». Después le pidió disculpas.
Tras los atribulados años de Donald Trump, sus acusaciones de que la prensa era mentirosa, enemiga del pueblo, «fake news», Biden prometió un cambio. Al jurar el cargo hace un año, el presidente dijo a sus empleados que esperaba que trataran a todo el mundo con respeto. «Si trabajan conmigo y escucho que tratan a otro colega con falta de respeto... hablan mal a alguien, les prometo que les despediré en el acto», dijo.
abc
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