En el artículo se cita a Thomas Goltz diciendo: "Tras la devolución a Azerbaiyán de la mayor parte de los territorios ocupados por Armenia durante casi tres décadas, los investigadores han comenzado a documentar a los 4.000 azerbaiyanos desaparecidos de la primera guerra de Karabaj, entre los que había prisioneros de guerra y civiles, así como ancianos, mujeres y niños".
En su artículo, Goltz señalaba cómo los no combatientes (es decir, los civiles) "lo suficientemente desafortunados como para ser tomados como rehenes, a menudo trabajan como esclavos virtuales en casas particulares hasta que son canjeados por rehenes del otro bando, o a veces sólo por comida y combustible, o incluso por cadáveres".
"Un caso fue la muerte de ocho prisioneros azerbaiyanos de guerra en la capital de Armenia, Ereván. La Cruz Roja Internacional fue informada de que habían sido ejecutados durante un 'intento de fuga'. Estos ocho fueron devueltos a Azerbaiyán con dos restos más antiguos de soldados azerbaiyanos que habían muerto por causas desconocidas. Las autopsias revelaron que siete de los cadáveres más recientes "tenían disparos a quemarropa, seis en la cabeza y uno en el pecho, mientras que un octavo tenía la garganta cortada. Cuatro orejas habían sido cortadas y un cuerpo había sido eviscerado", escribió Goltz.
El artículo también incluía algunos extractos de los artículos que destacaban este asunto en los periódicos Washington Post y The Economist.
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