"Los despóticos señores de la guerra, que llegaron al poder en Armenia como resultado de un golpe de estado y gobernaron durante 20 años, de 1998 a 2018, estaban completamente condenados al fracaso en la consecución de sus nefastos sueños y objetivos durante la ocupación de tres décadas de los territorios de Azerbaiyán. Por el contrario, Armenia se ha convertido en un Estado fallido, como había destacado en mi declaración en la Asamblea General de la ONU en 2017. El país se ha debilitado hasta el punto de que ni siquiera puede vigilar sus propias fronteras por sí mismo.

"La azerbaiyanofobia" promovida por el gobierno va en aumento en Armenia. La ideología racista cultivada en la sociedad armenia, basada en el odio étnico y la demonización, es la causa fundamental de la limpieza étnica y el vandalismo sin precedentes en las antiguas tierras ocupadas de Azerbaiyán por Armenia.

A pesar del cambio de régimen en Armenia, la ideología fascista sigue dominando en el país. Los sucesivos gobiernos armenios han glorificado el nazismo en la persona del general nazi Garegin Nzhdeh, convertido en "héroe nacional" en Armenia. Mientras el mundo progresista lucha contra el auge del neofascismo, el entonces presidente de Armenia inauguró en 2016 el monumento a Garegin Nzhdeh en la capital, Ereván. Azerbaiyán derrotó no solo a las fuerzas de ocupación armenias, sino también al fascismo armenio. Si volvemos a ver cualquier peligro para nuestra soberanía, integridad territorial y seguridad de nuestro pueblo, ejerceremos nuestro legítimo derecho a la autodefensa sin ninguna duda", dijo el jefe de Estado.

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