La misión tenía como objetivo supervisar los programas de la ONU en curso y discutir con los socios locales las necesidades humanitarias restantes y los desafíos en las áreas de coordinación y ejecución de las actividades humanitarias.

Los miembros de la misión se reunieron con los jefes de las autoridades ejecutivas locales y con miembros de las comunidades afectadas por las recientes hostilidades.
Tras el cese de las hostilidades, las Naciones Unidas en Azerbaiyán lanzaron una respuesta inmediata para atender las necesidades humanitarias urgentes de la población afectada y desplazada temporalmente por el conflicto. Se llevaron a cabo varias misiones de evaluación de las Naciones Unidas, en estrecha colaboración con el Gobierno de Azerbaiyán, para determinar y priorizar las necesidades urgentes en los ámbitos de la alimentación, el alojamiento, la higiene, la concienciación sobre el riesgo de las minas, el acceso a la asistencia sanitaria, el apoyo psicosocial y la educación.
Como complemento a los recursos propios de las agencias de la ONU, la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) destinó 2 millones de dólares del Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia (CERF) para apoyar la respuesta humanitaria de la ONU.

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