Aunque al líder cubano no le gustaba y desconfiaba de los tipos de reformas del mercado que su hermano Raúl puso en marcha en 2011, según LeoGrande, "nunca las criticó públicamente e incluso reconoció que el viejo modelo, que él mismo había instalado, "ni siquiera funciona para nosotros". El coautor de "Canal de retorno a Cuba: La historia oculta de las negociaciones entre Washington y La Habana", su más reciente libro, aseguró que "desde hace más de cincuenta años, Fidel Castro dominó la política cubana y volvió loco a Washington denunciando el imperialismo de EEUU, se alineó con la Unión Soviética, apoyó a los revolucionarios de todo el mundo – y saliéndose (siempre) con la suya".
"Para los políticos frustrados de Washington, fue más allá de la comprensión que esta pequeña isla podría causar tantos grandes problemas y no había nada que pudieran hacer al respecto, a pesar de sus intentos", añadió el experto.
Por esa razón, LeoGrande indicó que Fidel Castro era un escéptico evidente sobre de la política de compromiso del presidente Obama hacia Cuba. "Le era muy difícil creer (a Castro) que los EEUU realmente renunciara a sus esperanzas para hacer retroceder la revolución, y le preocupaba que el compromiso era sólo un caballo de Troya de la subversión, pero rara vez criticó la decisión de su hermano de participar con Washington", reveló.
El profesor también destacó que Castro era un símbolo de la hostilidad entre Cuba y los Estados Unidos después de la revolución de 1959, y que "su muerte puede hacer que marque la animosidad visceral de las relaciones, especialmente la aversión de línea dura de los cubanoamericanos, que siguen siendo los principales opositores de la normalización de las relaciones entre Cuba y EEUU".
Sputnik
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