Japón vuelve a tropezar con la subida del IVA

  23 Febrero 2020    Leído: 711
Japón vuelve a tropezar con la subida del IVA

La tercera economía mundial difícilmente evitará la recesión este trimestre con el impacto añadido del coronavirus.

Como si fuera una piedra, Japón ha vuelto a tropezar con la subida del impuesto sobre el consumo. El alza del IVA del 8% al 10% en octubre pasado provocó un retroceso del PIB en el último trimestre del año del 6,3% en términos anualizados (-1,6% en términos trimestrales), mucho más de lo previsto por los analistas (-3,8%), lo que unido al frenazo en la actividad provocado por el coronavirus desde principios de año hace casi inevitable que la tercera economía del mundo entre en recesión técnica en este trimestre.

“La subida fiscal de octubre de 2019 pasará a la historia como un error político”, subrayaba en una nota Jesper Koll, asesor de Wisdom Tree. La economista de IHS Markit en Tokio, Harumi Taguchi, matiza. “Estratégicamente, la subida del impuesto sobre el consumo no fue un error porque es una vía más estable de asegurar ingresos que los impuestos directos para cubrir los crecientes costes de seguridad social”, subraya en un intercambio de correos electrónicos. “Dicho lo cual, no era el momento apropiado dadas la persistente incertidumbre derivada de la tensión comercial entre EE UU y China, que ha retraído la inversión, la producción y, con ello, las subidas salariales”.

En 2014 ya sucedió algo similar cuando el Gobierno subió en abril de aquel año el impuesto sobre el consumo del 5% al 8% y la economía se contrajo en ese trimestre un 6,8%. Solo el tsunami que tuvo lugar en marzo de 2011 provocó una caída mayor de la actividad económica, del 6,9% en el primer trimestre de aquel ejercicio. Para mitigar el impacto de la subida impositiva, esta vez el Gobierno de Shinzo Abe introdujo un programa de reembolso de las compras para los consumidores, descuentos fiscales para los hipotecados y servicios gratuitos de guardería. De poco ha servido. Además de la subida del IVA, los tifones que asolaron el centro y este del país en la recta final del año acabaron por agudizar la caída.

“Esto pone de manifiesto que, también en economía, la repetición de experimentos bajo las mismas condiciones suele terminar produciendo los mismos resultados”, explica en una nota José Ramón Diez Guijarro, director del Servicio de Estudios de Bankia.

En diciembre, una noticia aparentemente positiva ya anticipaba el deterioro de la actividad al final del año. “El incremento del PIB en el tercer trimestre del 1,8% — en lugar del 0,2% previsto— sugiere que los consumidores aprovecharon para comprar antes de la subida impositiva y que se avecinan tiempos duros”, avisaba en una nota Udith Sikand, de Gavekal Research desde Hong Kong. La caída del gasto de los hogares y de las ventas minoristas en octubre lanzaron las primeras señales de alerta. Tanto que el Gobierno aprobó un paquete de emergencia en diciembre con un gasto adicional a los presupuestos equivalente al 5% del PIB.

Nadie pensó, sin embargo, que el deterioro fuera tan fuerte. Tampoco el Fondo Monetario Internacional (FMI) que incluso el pasado día 10 aseguraba que “la subida de dos puntos del IVA parece haber tenido menor impacto que el alza de 2014 gracias en buena medida a las medidas adoptadas por el Gobierno”. La realidad, tozuda, les desmiente.

Lo cierto es que siete años después de poner en marcha su programa para estimular el crecimiento y abandonar el estancamiento secular de la economía, el paquete de medidas conocido como la Abeconomía no acaba de funcionar. “La Abeconomía podría acabar con la espiral deflacionista, aunque sigamos en desinflación, también puede apoyar las perspectivas empresariales y estimular la inversión interna. Pero no ha impulsado reformas estructurales suficientes para elevar el crecimiento potencial”, admite Harumi Taguchi. Cierto es, también, que con una deuda pública del 237% PIB y la población más envejecida del mundo la subida del IVA es la receta que la mayoría de los expertos y organismos internacionales recomienda a Japón, pese a las críticas que suscita cuando decide ponerla en marcha (1997, 2014, 2019).

“La primera lección que se extrae del caso japonés es que, una vez que las expectativas de los agentes se acostumbran a ese estado latente de la actividad, es muy difícil salir del mismo. La segunda es que la demografía ha jugado un papel muy importante en la atonía de la actividad”, subraya Díez Guijarro.

Y la tercera, coinciden los expertos, es que la equivocada y lenta reacción a la crisis financiera de los años noventa aún se deja sentir sobre la economía. “Casi dos décadas después, la eficacia de todas las medidas puestas encima de la mesa sigue siendo muy discutible. Quizás, porque la parte más necesaria para intentar recuperar el crecimiento potencial es la más complicada de implementar, mientras los grados de libertad de las políticas de demanda tradicionales están agotados”, incide el economista de Bankia. Lecciones a tener especialmente en cuenta ante el riesgo de japonización de la economía europea.

elpais


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