Samsung Galaxy: así ha cambiado la joya surcoreana

  12 Febrero 2020    Leído: 840
  Samsung Galaxy:   así ha cambiado la joya surcoreana

El gigante surcoreano presenta su nuevo terminal, el Galaxy S20, llamado a ser nuevamente uno de los modelos más vendidos del año.

Durante el año pasado, 2019, Samsung volvió a liderar las ventas de teléfonos móviles inteligentes a nivel mundial. Un mercado que ha dominado en los últimos años a pesar de la desaceleración de la economía china, el principal motor de este negocio, y el empuje de marcas asiáticas que han apostado por una política «low cost». El pasado curso vendió unos 296 millones de unidades, aunque su familia estrella ha sido, desde hace más de diez años, los Galaxy S. Con la llegada de los nuevos Galaxy S20, hacemos un repaso sobre todas las mejoras que han venido introduciéndose con los años.

El comienzo de una era
La llegada del modelo original de Galaxy, en 2009, supuso un hito en el sector, aunque lo hizo de manera casi silenciosa. Su nombre técnico era GT-I7500. Incluyó una pantalla de tipo Amoled de 3.2 pulgadas, una cámara con autofocus de solo 5 megapíxeles e incorporó la clavija de auriculares de 3.5 milímetros. Gobernado por el sistema operativo Android, el terminal.

La familia empieza su ascenso
En 2010 apareció el Galaxy S, considerado técnicamente como el pionero de esta exitosa familia de teléfonos móviles. Austero y sobrio, el terminal incluyó una pantalla Super Amoled (4 pulgadas) con resolución de 480 x 800 píxeles. Unos guarismos muy alejados de lo que presentan los modelos actuales. Su cámara, de 5 megapíxeles, era bastante competente y venía acompañada de una frontal de solo 0,3 megapíxeles.

Rápidamente se completaron con otras variantes como un modelo con 4G, Vibrant o Captivate. A nivel técnico hay que destacar un microprocesador de una frecuencia de 1 GHz, además de soportar hasta 16 GB de capacidad. Más que suficiente para la época. La firma surcoreana entró con fuerza en un mercado entonces dominado por BlackBerry o Apple.

Su consolidación
Con el Galaxy SII (2011) la firma surcoreana logró una notable acogida en el mercado. Su pantalla creció hasta las 4.3 pulgadas y resultó ser más brillante que el modelo anterior.

También incorporó un procesador más potente (de dos núcleos y 1 GB de memoria RAM) y mejores cámaras (pasando de 5 a 8 megapíxeles y una frontal de 2 megapíxeles) y batería reemplazable de 1.650 mAh. Entonces, el terminal no era el superventas que ha sido ahora pero logró consolidarse en el mercado gracias a su venta a través de operadoras -entonces, aún lo hacían-. Fue un terminal elegante y sobrio que funcionó durante varios años.

Apuesta por mejores pantallas
Samsung estaba en 2012 triunfando a nivel global con sus teléfonos móviles, con lo que apostó a caballo ganador con el Galaxy SIII. Creció en tamaño, rozando las 5 pulgadas de pantalla -técnicamente, unas 4.8 pulgadas, pero algo muy habitual en la actualidad-. Incorporó por primera vez un panel HD AMOLED Plus de alta definición.

Su cerebro fue el más potente de ese momento, un Exynos 4412 de cuatro núcleos capaz de moverse a una velocidad de 1,4 GHz. También venía con configuraciones de 16/32/64 GB de memoria, ampliable por medio de tarjetas microSD, una de las señas de identidad de la compañía. Como curiosidad, añadió el modo Multi-Window, un modo operativo que permitía abrir dos aplicaciones de forma simultánea y mostrarlas a la vez en la pantalla.

Apuesta por el diseño
Más fino y ligero. Con notables cambios estéticos, el Samsung Galaxy S4 fue el primer modelo en incorporar una pantalla Full HD de tipo Super Amoled de 5 pulgadas.

Vino con 2 GB de RAM y un mejor procesador, el Snapdragon 600, fabricado por Qualcomm, aunque con su variante de producción propia, el Exynos 5410. Su cámara estaba a la altura: 13 megapíxeles. A nivel de diseño, el terminal añadió unos elegantes marcos metálicos, así como nuevos botones de control.

Más ligero que sus predecesores, el móvil, además, un innovador sistema de control inteligente por el cual la pantalla permanece encendida mientras el usuario dirige su mirada hacia ella.

Y siguió creciendo
Samsung, conquistado el mercado móvil, prosiguió con la renovación de su teléfono estrella. La siguiente hornada fue el Galaxy S5 (2014), que incorporó por primera vez en su historia -aunque no el mercado móvil, dado que lo introdujo Apple en el iPhone 5S- un lector de huellas dactilares. De diseño más grande y rectangular, su pantalla ya se definía por unas 5.1 pulgadas con resolución Full HD.

Con un chip más potente que el anterior modelo, no escapó de las críticas al venir fabricado con materiales plásticos cuando, entonces, el mercado estaba girando hacia otro concepto de movilidad. La cámara, de 16 megapíxeles, contaba con el enfoque automático más rápido de la época, de solo 0,3 segundos. De batería potente (2.800 mAh), el terminal llegó con un modo de ahorro extremo de batería que se denominó Ultra Power Saving Mode, así como resistencia al agua y al polvo. La firma completó el lanzamiento con otras variantes, como el modelo Active o un mini.

Llega la pantalla curvada
En las últimas ediciones, Samsung se ha distinguido especialmente por su diseño de bordes curvados, algo que nació (2015) con la llegada del Galaxy S6 y su variante S6 Edge. A su vez, consolidó que esta estética ya sea icónica. La pantalla fue prácticamente la misma que el modelo anterior, sin embargo; de 5.1 pulgadas pero se mejoraron sus capacidades hasta conseguir una resolución Quad HD.

La cámara trasera seguía siendo de 16 megapíxeles, pero se introdujeron mejoras para la captura y tratamiento de las fotos, además de un estabilizador óptico. Por otro lado, la cámara frontal creció hasta los 5 megapÍxeles. También añadió soporte a la carga inalámbrica (batería de 2.600 mAh) y apareció su sistema de pagos móviles, Samsung Pay.

La galaxia se parte en dos
Samsung, en 2016, y coincidiendo con el Congreso Mundial de Móviles de Barcelona, presentó dos modelos diferenciados por tamaño y algunas características. Uno de, el S7, incorporaba una pantalla de 5.1 pulgadas, mientras que la del S7 Edge crecía hasta las 5.5 pulgadas y con los bordes curvos. Paneles súper Amoled con calidad QHD, metal y cristal por ambas caras, resistencia al agua y polvo, y mejores prestaciones técnicas completaba su lanzamiento.

En este caso, se apostó por Exynos 8890 como el chip encargado de procesar toda la información, acompañado de 4 GB de memoria RAM. También vino con dos opciones de almacenamiento, 32 o 64GB, y con la posibilidad de ampliarse mediante microSD. Se actualizó su cámara con 12 megapíxeles de tecnología Dual Pixel. Apareció el mismo año que el visor de realidad virtual, una cámara de grabación en 360 y el reloj inteligente Gear S2.

Adiós a los botones
Con la llegada del Galaxy S8, en 2017, Samsung daba un giro magistral e importante a la evolución de su teléfono. Por lo pronto, se rompió con lo tradicional para introducir un diseño radical en el que se apostaba por las pantallas apenas sin bordes, con lo que para lograr este cometido había que retirar cualquier botón físico. Consolidó, a su vez, las dos gamas, una versión «normal» (5.8 pulgadas) y otra «plus» de mayor tamaño (6,2 pulgadas) con resolución QHD (2.560 x 1.440 p.).

Como lo demandado por los consumidores, este modelo fue una bestia técnica gracias a sus procesadores de ocho núcleos a 2.3 GHz y 4 GB de memoria RAM. Contaba con cámaras de 12 megapíxeles (frontal de 8 megapíxeles), y una potente batería de 3.000 mAh (3.500 mAh en el caso del modelo Galaxy S8 Plus). Además de añadir un escáner de iris y reconocimiento facial, esa temporada fue el debut de un asistente virtual llamado Bixby que, pese a lo llamativo de su propuesta, fue todo un fracaso inicialmente.

Las dobles cámaras, una nueva trinchera
El Galaxy S9 fue la gama (2018) que introdujo una doble cámara móvil, ahora algo habitual en la industria. Se encontró en el modelo de mayor tamaño, eso sí, el Galaxy S9 Plus (6.2 pulgadas frente a las 5.8 pulgadas del modelo «normal»). Con chips Snapdragon 845 y 4 o 6 GB de memoria RAM, ambos terminales se movían con gran desempeño. Esa innovadora cámara venía por dos lentes de 12 megapíxeles con apertura focal variable en función de las condiciones de luz. También con sistema de carga inalámbrica y rápida, la batería era de 3.000 y 3.500 mAh, respectivamente.

Fórmula depurada
En 2019, Samsung renovó su buque insignia mejorando algunos aspectos estéticos y apostando por mejorar las ópticas. Por lo pronto, decidió «agujerear» la pantalla para que la cámara frontal fuese más discreta con una doble lente. El Galaxy S10 ofreció lo mejor de lo mejor. Aunque mantuvo sus líneas ya conocidas con anterioridad, se dio un salto gracias a su cámara triple, una de las tendencias impuestas en el mercado de la telefonía.

En cuanto a sus dimensiones, presentó una diagonal de 6.4 pulgadas de tipo Super Amoled capaz de entregar una resolución de 2.960 x 1.440 píxeles, con una densidad de 511 puntos por pulgada. En su interior se apostó por el chip Exynos 9820 impulsado por 8 GB de memoria RAM y una versión más avanzada de 12 GB. Unos guarismos impresionantes que le dotaron de una potencia muy alta. La batería en su versión «normal» fue de 4.000 mAh, con carga rápida e inalámbrica, además de inversa para compartir energía con otros dispositivos. Una bestia.

abc


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