Tragedia de Mina; La verdadera historia no contada

  15 Septiembre 2016    Leído: 255
Tragedia de Mina; La verdadera historia no contada
La peregrinación es propia de las religiones y se convierte en un elemento significativo de la fe que profesa todo creyente.

Así como en América Latina existen lugares de devoción, algunos con prácticas de dolor inmenso o sacrificio de sangre a través de heridas, en otros continentes se desarrolla de modo diferente aunque con el mismo contenido: entregar su reconocimiento a la divinidad a través de un camino recorrido para encontrarse con la paz que emana de dicho tránsito.

Estos eventos poseen tres características básicas: uno, congregan a miles o millones de fieles los que confían en realizar un acto devoto y no sufrir ningún percance vital; dos, son grandes grupos que tienen como sentimiento común efectuar actos de gratitud en sana convivencia y respeto; tres, entregan su confianza a las autoridades que representan el cuidado de los lugares santos y, por tanto, confían en su proceder cauto y correcto.

Lo garantía de protección a la vida e integridad humana no ocurrió en Mina- Arabia Saudí- donde millones de personas asistieron al ritual de Hacha 2015 en la búsqueda de santificación, pues se presentó una estampida que causó cerca de 7000 muertos y miles más heridos, cifra que aún no ha sido oficialmente declarada.

Las causas de la tragedia tienen dos miradas y con diferente crisol: las autoridades saudíes han culpado solamente a los peregrinos por no cumplir supuestamente las órdenes dadas y, al desobedecerlas, causar la masacre humana expuesta.

Desde el conocimiento objetivo, se sabe que la comitiva del hijo del rey Salman bin Abdulaziz Al Saud obligó a las autoridades a cambiar el rumbo ya trazado previamente para garantizar un desplazamiento seguro de los visitantes, haciendo que dos filas plenas de multitud se encontraran de frente provocando asfixia, desolación y muerte.

Al profundizar, las visiones se hacen más opuestas pues quienes representan a las víctimas, especialmente la Organización de Hach y Peregrinación de Irán potenciada por diversas organizaciones religiosas o de derechos humanos, consideran que los fallos administrativos de Arabia Saudí y el cierre de dos de los caminos que daban a Mina han generado la tragedia.

Lo más delicado ha sido la oposición de las autoridades saudíes para iniciar la investigación del hecho, dada por resuelta al recriminar a los fallecidos por desobedecer las instrucciones dadas.

Por su parte, investigadores serios han preguntado sobre varios puntos que no han sido respondidos: ¿por qué se concluye el proceso de análisis sin tomar en cuenta cientos de testimonios válidos?, ¿qué fundamento autoriza a Arabia Saudí a no responder ni asumir su responsabilidad en dicha masacre?, ¿cuál fue la causa real de dicha masacre?, ¿por qué no se ha realizado una investigación seria sobre la tragedia? ¿ a qué se debe qué ninguna organización occidental o aliada de Arabia Saudí haya solicitado respuestas sólidas para determinar responsables?, ¿ por qué el martirio de tanta gente ha sido ocultado por la prensa occidental o de los emiratos árabes principalmente?, ¿qué papel juega Barack Obama amparando a Arabia Saudí?, ¿existe verdaderamente una desvalorización occidental de todo lo que signifique oriental, latino o negro en el planeta?

La historia no contada al mundo es que los medios occidentales recibieron la orden de esconder dicha tragedia privilegiando actos supuestamente terroristas o asesinatos masivos en otros países, independientemente que fueran mínimos en número a los de Mina, con el fin de desviar la atención y ocultar lo sucedido.

Lo que es cierto es la creación de una tendencia en la comunidad islámica para impedir la unidad, la Umma, debido a diferencias antagónicas de tipo político donde se enfrenta el consumo y la expoliación frente a la solidaridad y los preceptos de la paz.

Con justeza, el ayatolá Jatami ha lamentado el silencio de la comunidad internacional ante el desastre y enfatizado que Irán sigue reclamando firmemente los derechos de los familiares de las víctimas de esta tragedia, pese a que el régimen saudí no aceptará el estudio policial pues ha tratado de encubrir toda la historia y ha impuesto un bloqueo informativo sobre la polémica presencia en los ritos del hijo del rey Al Saud.

Aquí radica la causa esencial de la catástrofe pues los servicios de seguridad sauditas que estaban en el lugar bloquearon uno de los caminos hacia el Jamarat, como lo constata la BBC, confirmando que fue el paso del convoy del príncipe heredero adjunto saudí por Mina, en La Meca, lo que ocasionó el evento.

“Pese a la multitudinaria presencia de peregrinos, Mohamad bin Salman decidió participar en el ritual del Hach y se dirigió con un convoy escoltado por 200 efectivos militares y 150 policías hacia Mina”, se reveló en el rotativo Al-Diyar, lo que provocó el aumento extremo en el flujo y aglomeración de los fieles que iban hacia la zona donde se disponían a realizar el ritual.

Se ha denunciado la falta de logística para resolver dichas contingencias, entre ellas, la falta de un adecuado personal de médicos, enfermeras, técnicos, camillas, entre otras deficiencias, sin discriminar la atención entre heridos y fallecidos que fueron ubicados en contenedores, prevención que podría haber menguado enormemente las víctimas. Se ha hecho énfasis en la despectiva actuación de la policía ante los peregrinos iraníes debido a la propaganda que se incentiva en contra de naciones hermanas.

Como se sabe ha existido un historial de tragedias las cuales no han sido investigadas en profundidad ni resueltas de modo responsable. La caída de una grúa en la Mezquita Al-Haram La Meca durante las ceremonias de la peregrinación de Hach causó la muerte de 107 personas y 238 han heridas, lo que debería haber sido tomado como un antecedente premonitorio.

Hispan TV.es

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