Batalla por una iglesia destruida en época de Stalin

  16 Mayo 2019    Leído: 449
  Batalla por una iglesia destruida en época de Stalin

La construcción de una catedral ortodoxa en Yekaterimburgo divide a la cuarta ciudad más poblada del país.

Desde el fin de la URSS las autoridades de Rusia y la iglesia ortodoxa han ido recuperando templos destruidos o cerrados en los años más duros del comunismo. Pero eso no va a ser tan fácil con una iglesia de Yekaterimburgo (Urales). La construcción de una catedral ortodoxa, réplica de otra destruida en 1930, está encontrando oposición en la cuarta ciudad más poblada del país.

Durante dos días unas dos mil personas se han manifestado en un parque donde está previsto levantar la catedral de Santa Catalina. Las manifestaciones comenzaron en la tarde del lunes. Los manifestantes, que exigen la cancelación del proyecto y la conservación de esta zona verde, formaron una cadena junto a la valla que rodea la zona de obras gritando: “¡Queremos una plaza!” Poco después, tiraron la valla. Al día siguiente la empresa constructora puso vigilancia privada, mientras la policía se personaba en espera de una solución política.

En la noche del martes, representantes de la protesta y del gobierno de Sverdlovsk, la provincia de la que es capital Yekaterimburgo, se reunieron para intentar llegar a un punto de acuerdo. Pero el vicegobernador, Serguéi Bidonko, dijo que no piensan cancelar la construcción. “No hay motivos. Vivimos en un Estado de derecho. Tal vez las leyes no son perfectas. Pero la construcción de la iglesia es legal”, explicó.

El episcopado de Yekaterimburgo lleva planeando construir la catedral de Santa Catalina desde el 2010. En este tiempo se han barajado otros dos lugares: en la plaza del Trabajo, que es el emplazamiento original de la iglesia construida en 1723 y destruida en 1930, cuando mandaba en la URSS Iósif Stalin, o sobre una isla artificial del estanque de la ciudad. Ambas ideas chocaron con un fuerte rechazo social.

A principios del 2018 el gobernador provincial, Evgueni Kúivashev, anunció que el lugar definitivo iba a ser el parque próximo al Teatro Dramático. La Duma de la ciudad recalificó el lugar para la obra religiosa y el alcalde, Alexánder Visokinski, aprobó los trabajos. El plan es inaugurar la iglesia en el 2023, coincidiendo con el 300 aniversario de la ciudad.

De momento, lo que se ha construido es una intensa protesta ciudadana. En la noche del martes ésta se volvió violenta, con el choque entre los manifestantes y la seguridad del lugar. Según Nóvaya gazeta, también llegaron a la zona varios luchadores de artes marciales mixtas de la Academia RMK, que pertenece a uno de los patrocinadores de la iglesia, el empresario Ígor Altushkin. Algunos medios situaron entre ellos a Iván Shtirkov, un conocido luchador profesional apodado el Hulk de los Urales. Ayer dijo a los medios rusos que él y otros diez alumnos de la academia ayudaron a restaurar el cercado del territorio, pero que no hubo conflicto con otros ciudadanos.

Desde la iglesia ortodoxa rusa se ha acusado a los manifestantes de ser antirreligiosos. “Debemos recordar que esta es la región donde mataron a Nicolás II y su familia. En muchas iglesias de Yekaterimburgo rezan por su descanso”, ha explicado un portavoz de la iglesia, Vajtang Kipshidze. “Hay que elegir: o estar con quienes construyen templos o con quienes los destruyen y persiguen a quienes sólo quieren rezar”.

Uno de los manifestantes dijo en Radio Svoboda que “nadie está en contra de la iglesia, pero sí de construir una aquí. Hay muchas iglesias, pero se está dejando poco espacio verde en la ciudad”.

En tiempos de la URSS, la mayoría de los centros religiosos (en especial los ortodoxos) fueron destruidos o reconvertidos en museos, almacenes, bibliotecas o incluso edificios de viviendas. Ese proceso fue muy intenso en las décadas de 1920 y 1930. La iglesia ortodoxa rusa calcula que desde el fin de la URSS se han abierto en Rusia cerca de 30.000 templos, ya sean nuevos, recuperados, restaurados o reconstruidos. En diciembre del 2017 el metropolita Hilarión, responsable de las relaciones exteriores del Patriarcado de Moscú, cifró este esfuerzo en “mil iglesias cada año, o tres al día, tanto en Rusia como en las otras exrepúblicas”. Aun así, calculaba que se necesitan otras tres décadas para alcanzar el número de templos que había antes de la revolución rusa.

lavanguardia


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